La armonía antagónica
La Real Academia Española define así la palabra antagonismo: Incompatibilidad, oposición o rivalidad entre personas, opiniones o ideas. La definición presenta un escenario caótico, anárquico, desordenado y poco armonioso. Pero hay innumerables ejemplos reales que han puesto en evidencia la mirada parcial y superficial del que renuncia a algo por resultar incompatible.
La Real Academia Española define así la palabra antagonismo: Incompatibilidad, oposición o rivalidad entre personas, opiniones o ideas. La definición presenta un escenario caótico, anárquico, desordenado y poco armonioso. Pero hay innumerables ejemplos reales que han puesto en evidencia la mirada parcial y superficial del que renuncia a algo por resultar incompatible.
La vida está llena de genios incomprendidos, que gracias a su valentía y mente visionaria han logrado crear movimientos y tendencias que primero se calificaron de locura y más tarde se revelaron como vanguardistas.
Las incompatibilidades no son irreconciliables, siempre y cuando se sepan combinar. Un genio que hizo de su arriesgado arte una combinación de yuxtaposiciones armoniosas fue el fotógrafo francés André Villers (1930-2016). Villers combinaba la fotografía con el surrealismo para crear imágenes soñadas a través del encuentro fortuito entre elementos reales y figuras y formas fantásticas. Su mente se arriesgó a combinar lo aparentemente incompatible: realismo y surrealismo. La relación que el fotógrafo francés mantuvo con el pintor malagueño Pablo Picasso dio pie a una serie de proyectos que combinaron el naturalismo fotográfico con los experimentos más vanguardistas sobre formas y volúmenes.
Uno de estos proyectos colaborativos entre Villers y Picasso fue Diurnes, del latín «diurnus» -cotidiano-, elaborada en 1962. A través de una gran libertad asociativa Picasso recorta siluetas de elementos comunes de sus obras reposando sobre las imágenes de paisajes y elementos sacados de la naturaleza tomadas por el fotógrafo francés. El resultado son una serie de paisajes y bodegones interrumpidos por figuras picassianas, que superpuestas combinan dos mundos que se dicen diferentes pero que juntos conforman una misma pieza que emana emociones contrapuestas.
La combinación del arte de Picasso y Villers es una muestra de que hay incompatibilidades reconciliables. Sólo se requiere una mirada transgresora y una valentía a prueba de convencionalismos, atributos que han dado lugar al nuevo Mercedes GLC Coupé, la perfecta combinación de elementos a priori contrapuestos: elementos típicos de un todoterreno con la elegancia y la silueta aerodinámica de un coupé.
El resultado es una experiencia de conducción excepcional, perfecta para la ciudad y el ocio que hará las delicias de los conductores más inquietos y transgresores que no temen las conjugaciones imposibles. Hay cosas que parecen incompatibles, hasta que alguien sabe combinarlas.