La delirante guerra civil del PSOE
La guerra civil que vive el PSOE es delirante, nefasta para sus intereses y mala para España. Más les vale a todos que no haya elecciones en diciembre porque pueden seguir los pasos de sus homólogos griegos e italianos, o sea, la liquidación por derribo consecuencia de su mala cabeza. A ver cómo termina la refiriega. Pero sería malo para todos que este partido centenario desapareciera, porque es necesaria una formación socialdemócrata y porque de morir ocuparía su papel en la izquierda Podemos, con su populismo y su totalitarismo en vena.
La guerra civil que vive el PSOE es delirante, nefasta para sus intereses y mala para España. Más les vale a todos que no haya elecciones en diciembre porque pueden seguir los pasos de sus homólogos griegos e italianos, o sea, la liquidación por derribo consecuencia de su mala cabeza. A ver cómo termina la refiriega. Pero sería malo para todos que este partido centenario desapareciera, porque es necesaria una formación socialdemócrata y porque de morir ocuparía su papel en la izquierda Podemos, con su populismo y su totalitarismo en vena.
Pedro Sánchez ha sido víctima de un golpe interno por su negativa a asumir las responsabilidades de sus derrotas acumuladas y por su empecinamiento en no poner punto final al bloqueo político que padecemos desde diciembre pasado.
Atención al papel que ha jugado en la revuelta Felipe González, un as de la guerra sucia, un campeón en las cloacas de la política. Ha sido relevante y él dio el pistoletazo de salida a los golpistas. A Pedro Sánchez se la han liado con procedimientos escasamente democráticos, inaceptables, ilegítimos, que ponen en tela de juicio los métodos con que se emplean en el PSOE y el estilo y los usos democráticos de nuestro país. Ni los militantes y votantes del PSOE ni los ciudadanos españoles merecen el espectáculo dantesco al que asistimos desde hace meses.
No justifica a los rebeldes que el propio Sánchez actuara con procedimientos nada democráticos tampoco en la liquidación de Tomás Gómez, que como él, había sido elegido democráticamente en Madrid. Algunos en el partido han hablado de aplicarle su propia medicina. Esto es lo que hay hoy en el PSOE. O cierran la herida rápido y con solidez, o el partido se muere. Delirante. Y triste para todos los demócratas, socialistas o no.