Entre el cisne y el búho
El cisne negro batió sus alas y el mundo se estremeció. Como tantos otros, me acerco perplejo y sobrecogido al teclado para escribir sobre la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. No estaba prevenido. Al contrario: llevaba días rumiando alegres pensamientos sobre la llegada de una mujer capaz y preparada a la magistratura más alta del planeta. Ahora el desconcierto me infunde una cierta humildad epistémica, de modo que he de medir mis palabras. Porque tengo la impresión de que tanta novedad inescrutable nos deja el cuerpo a los columnistas no menos molido y macilento que a Fabrizio del Dongo, que vio pasar por encima suyo la batalla de Waterloo sin enterarse de lo que acaecía. Estamos viviendo la historia: es pronto para comprenderla.
El cisne negro batió sus alas y el mundo se estremeció. Como tantos otros, me acerco perplejo y sobrecogido al teclado para escribir sobre la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. No estaba prevenido. Al contrario: llevaba días rumiando alegres pensamientos sobre la llegada de una mujer capaz y preparada a la magistratura más alta del planeta. Ahora el desconcierto me infunde una cierta humildad epistémica, de modo que he de medir mis palabras. Porque tengo la impresión de que tanta novedad inescrutable nos deja el cuerpo a los columnistas no menos molido y macilento que a Fabrizio del Dongo, que vio pasar por encima suyo la batalla de Waterloo sin enterarse de lo que acaecía. Estamos viviendo la historia: es pronto para comprenderla.
El Brexit vino tras medio siglo de optimista e imparable avance integrador europeo. La presidencia de Trump, a lomos de una mayoría tradicionalista de votantes blancos, llega tras dos fecundos mandatos del primer presidente afroamericano de Estados Unidos, un hombre sabio que deja un recuerdo brillante. ¿Son Trump y el Brexit epígonos postreros del pasado o puntos de inflexión en la andadura de las sociedades occidentales? ¿Es la marea rampante del nacionalpopulismo el anuncio de una diástole en el corazón del mundo o el último y desesperado intento de frenar una globalización sin vuelta posible de hoja? ¿Caminamos de regreso a la tribu nacional o se halla oculta tras la siguiente colina la Weltrepublik? ¿Dominará el futuro la ilustración tecnocrática o el oscurantismo identitario?
Tengo mis intuiciones al respecto, pero ruego al lector me permita tomarme todavía un tiempo para entender. Al menos hasta que caiga la noche, pues ya dijo Hegel que sólo entonces emprende su vuelo el búho de Minerva.