THE OBJECTIVE
Óscar Monsalvo

La decencia

En mayo de 2015, unos días antes de que se celebrasen las elecciones municipales y autonómicas en España, Emilio Lledó deseaba que aquel domingo regresara por fin la decencia. Recomendaba votar contra el engaño y la falsedad, como venganza contra los prepotentes. Se refería a la política como una tarea “para hombres decentes”, tirando de Aristóteles, y lamentaba que “lo que debería ser la política se ha transformado en estupidez y chulería nauseabunda”.

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La decencia

En mayo de 2015, unos días antes de que se celebrasen las elecciones municipales y autonómicas en España, Emilio Lledó deseaba que aquel domingo regresara por fin la decencia. Recomendaba votar contra el engaño y la falsedad, como venganza contra los prepotentes. Se refería a la política como una tarea “para hombres decentes”, tirando de Aristóteles, y lamentaba que “lo que debería ser la política se ha transformado en estupidez y chulería nauseabunda”.

Las elecciones de mayo y las elecciones generales de 2015 y 2016 sirvieron para colocar en las instituciones a unos profesores universitarios que decían representar a la gente decente. Esos representantes de la decencia son los que hoy han montado una escena en torno al minuto de silencio por el fallecimiento de Rita Barberá. Podrían, simplemente, haberse ausentado durante el minuto de silencio, pero han ido más allá –un paso por delante de las masas, pero sólo uno– y han convertido un gesto de respeto hacia el fallecido, que es más bien un gesto de respeto hacia los cercanos e incluso hacia uno mismo, en una exhibición de vileza. No se han limitado a dejar constancia de su indecencia, sino que la han exhibido.

La consigna en esta ocasión fue que ellos no participaban en homenajes a políticos corruptos. Podríamos pensar que no distinguen entre un gesto de respeto y un homenaje, si no fuera porque saben perfectamente lo que es esto último. Han homenajeado en multitud de ocasiones a una figura como Chávez, y sus compañeros de Bildu suelen hacer lo propio con figuras aún más siniestras.

No es ignorancia ni una confusión respecto al significado del minuto de silencio. Es, sencillamente, estrategia. La exhibición de la vileza reporta beneficios políticos, y esto es lo que debería preocupar. Que un 20% de los españoles premie a quienes acuden a la muerte con la calculadora en la mano.

En octubre de 2016, hace sólo unas semanas, Emilio Lledó participó en una charla con alumnos de Filosofía de la Universidad de Oviedo. Dijo que no entendía  “que la gente siga votando a políticos corruptos”, y recomendó leer a Platón.

Pero leer a Platón no basta;  algunos de esos profesores que dicen representar a la gente decente explican La República, los sofistas y los demagogos en la universidad.

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