MyTO

Trump con té de Time

No es que fuese la terna un corrillo que motivara inspiraciones y admiración, todo lo contrario: eligieran a quien eligieran, la estupefacción estaba garantizada, como en el festival de Eurovisión o algo por el estilo. Clinton, Erdogan o Trump. O Beyoncé, para dotar de un poco de seducción a la lista, imagino. En el caso de los tres primeros, más peligro que una discusión de política en estas cenas navideñas que se acercan; en el caso de la última, nadie sabría muy bien justificar su inclusión. ¿Y para qué estos nombres? ¿De qué candidatos?, preguntarán. Pues de la lista a personaje del año según la revista Time. Visto así, ¿por qué no escogieron a los que elaboraron las encuestas que pronosticaron los resultados de las elecciones americanas? El plan, dispuestos ya al esperpento, lo mejoraría, sin duda alguna.

Opinión
  • 1991. En la actualidad colabora en la cadena COPE –Sevilla-, en Zenda y en The Objective. Su último libro es La suma que nos resta (Premio de Poesía Joven RNE), editorial Pre-textos.

No es que fuese la terna un corrillo que motivara inspiraciones y admiración, todo lo contrario: eligieran a quien eligieran, la estupefacción estaba garantizada, como en el festival de Eurovisión o algo por el estilo. Clinton, Erdogan o Trump. O Beyoncé, para dotar de un poco de seducción a la lista, imagino. En el caso de los tres primeros, más peligro que una discusión de política en estas cenas navideñas que se acercan; en el caso de la última, nadie sabría muy bien justificar su inclusión. ¿Y para qué estos nombres? ¿De qué candidatos?, preguntarán. Pues de la lista a personaje del año según la revista Time. Visto así, ¿por qué no escogieron a los que elaboraron las encuestas que pronosticaron los resultados de las elecciones americanas? El plan, dispuestos ya al esperpento, lo mejoraría, sin duda alguna.

Y es que la revista Time elige a este personaje del año para bien o para mal, según dice. El bien de los unos me recuerda a esas tapas de gastrobares y lugares de idéntica índole, o a las tertulias políticas del sábado noche: el contenido, para disfrutarlo o excusarlo, hay buscarlo con insistencia. El mal, aunque con él me pudieren acusar de moralista, error imperdonable, casi de juventud, abunda con mayor amplitud y vibración en el tono de sus nombres. En él es más fácil encontrar su sino su destino su camino. En todo caso, a este grupo de candidatos lo llamaría como Juan Manuel de Prada denominó otro prototipo de sociedad: patulea. La columna, abro paréntesis, no tiene desperdicio.

Pero retornando al asunto, esta terna de la revista Time, y aquí el perjuicio de nuestros mayores, favorece lo que Rimbaud etiquetó como el lenguaje de la tribu. El periodismo de las cinco chorradas que no debes perderte; el periodismo que te salva de los silencios incómodos, esos que pruebas al montarte en el ascensor con tus vecinos.  Y es que estos trabajos ayudan a la caricaturización en unos casos y a la exposición en otros. Como lo que hicieron con Merkel hace unos años, comparándola con el nacionalsocialismo y tal. Que Trump sea, para Time, personaje del año legitima, ya sea para bien o para mal, su posición de hombre estrella, líder de un tiempo. Aunque, como con Merkel, no sea tan cierta la relación.