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Luis Eduardo Aute ha salido del coma y se recupera en la benigna Habana, y Santiago Auserón, nuestro Benny de Ville, nos ha traído un manojo de cantecitos que en algo recuerdan a los del mejor Veneno, pues también éstos evocan la nostalgia de un verano inminente. En mayo, Barcelona ofrenderá su primavera a Adriana Varela, que llegará a la ciudad en avión pero debería hacerlo en barco, como Gato Pérez, y trataré de hacer valer mis influencias para que cante Ivette, el tango favorito, por cierto, de Jorge Luis Borges. A principios de julio se cumplirán 25 años de la muerte de Camarón, al que El País dedicó una portada inmortal, y nunca mejor dicho. «Nace una leyenda gitana», decía el titular, que así, con candela de grafiti, se hacían entonces los periódicos. Y en junio, el 28 concretamente, Sabina cantará en el Sant Jordi (había escrito actuará, pero no me acababa de convencer y me da que tampoco a Joaquín le habría convencido). Para él tengo escritas unas palabras a modo de preámbulo, a las que convendría (sugiero) un saxo mortecino y caótico, como los fondos de jazz de la serie Homeland. Y dice así: «Hoy hace 30 años y 9 días que canté en Barcelona. Fue en la plaza, entonces de toros, Monumental, y presentábamos el Hotel, dulce hotel. Aquel día, cinco horas antes del concierto, una bomba de ETA asesinó a 21 personas en Hipercor. […] Bien, hemos ganado».

Opinión
  • Me fogueé en la revista El Ciervo a principios de los noventa y, tras un largo periodo dedicado a la edición en sus múltiples facetas, fundé una editorial, Tentadero, que fracasó por todo lo alto, dejando tras de sí cuatro obras hoy inencontrables, entre las que destaca Ebro/Orbe, de Arcadi Espada. Retomé el periodismo como redactor jefe del periódico Factual, semillero de modernidad que no resistió la crisis de 2009. Soy autor del dietario ‘Libre directo’ y, con Iñaki Ellakuria, de ‘Alternativa naranja’, crónica de la génesis y ascenso de Cs. Desde 2020 vivo en Madrid, terra d’acollida.

Luis Eduardo Aute ha salido del coma y se recupera en la benigna Habana, y Santiago Auserón, nuestro Benny de Ville, nos ha traído un manojo de cantecitos que en algo recuerdan a los del mejor Veneno, pues también éstos evocan la nostalgia de un verano inminente. En mayo, Barcelona ofrenderá su primavera a Adriana Varela, que llegará a la ciudad en avión pero debería hacerlo en barco, como Gato Pérez, y trataré de hacer valer mis influencias para que cante Ivette, el tango favorito, por cierto, de Jorge Luis Borges. A principios de julio se cumplirán 25 años de la muerte de Camarón, al que El País dedicó una portada inmortal, y nunca mejor dicho. «Nace una leyenda gitana», decía el titular, que así, con candela de grafiti, se hacían entonces los periódicos. Y en junio, el 28 concretamente, Sabina cantará en el Sant Jordi (había escrito actuará, pero no me acababa de convencer y me da que tampoco a Joaquín le habría convencido). Para él tengo escritas unas palabras a modo de preámbulo, a las que convendría (sugiero) un saxo mortecino y caótico, como los fondos de jazz de la serie Homeland. Y dice así: «Hoy hace 30 años y 9 días que canté en Barcelona. Fue en la plaza, entonces de toros, Monumental, y presentábamos el Hotel, dulce hotel. Aquel día, cinco horas antes del concierto, una bomba de ETA asesinó a 21 personas en Hipercor. […] Bien, hemos ganado».

Para Mayte Martín no tengo fechas ni falta que hace: bastará, como siempre, con que silbe.

A cierta edad, la vida es ya una reedición: es crucial haber elegido bien.