Próstata, machismo y pajarita
Una mujer tiene que ganar menos que un hombre por narices. Y lo dice Janusz Korwin-Mikke, eurodiputado. El abuelo Janusz tiene los ojos claros, mala leche y una pajarita. Lo de la pajarita lo digo a nivel ilustrativo, no venga luego Chencho Arias y se me mosquee.
Una mujer tiene que ganar menos que un hombre por narices. Y lo dice Janusz Korwin-Mikke, eurodiputado. El abuelo Janusz tiene los ojos claros, mala leche y una pajarita. Lo de la pajarita lo digo a nivel ilustrativo, no venga luego Chencho Arias y se me mosquee.
A Janusz Korwin, eurodiputado ultra nacido en la bella Varsovia, en el 42, ya ‘la cosa’ no se levanta como antes, en época de Walesa. La poquita testosterona se le va por el colmillo y por esos bigotes decimonónicos que me lleva por las frías cámaras de Europa. Korwin-Mikke es el anti Papa Francisco mandado como el rayo por Wojtyla, desde arriba. Es el machismo más allá de los Sudetes. Janus forma parte de esa prostática legión europea, el lobby de los gagás: un puñado de viejos chochos que no creen ya en el sueño continental de Schumann, sino en el odio al foráneo y en la cerveza amarga. Janusz Korwin-Mikke pasó el nazismo con los dientes de leche y no se dio cuenta del lobo, y de ahí quizá le venga ese odio enconado hacia la mujer y lo humano. Cuentan que a veces entra a la Eurocámara como Goebbels en la Königstrasse de Nuremberg. Brazo en alto y ‘Heil!’.
Janusz se muerde la lengua un día y se le envenena el gotero. Claro que Janusz Korwin-Mikke, en su argumento para justificar la inferioridad de los salarios femeninos, alude al ajedrez mezclando ‘churras y merinas’, como buen populista/populero ; «¿Sabe usted cuántas mujeres hay entre los primeros cien jugadores de ajedrez? Se lo diré: ninguna. Por supuesto, las mujeres deben ganar menos que los hombres porque son más débiles, más pequeñas, menos inteligentes».
Y dicho eso, con su pajarita, pasará a la posteridad. Podría haberlo berreado en germano y tatuárselo -luego- en su cataplín derecho y pellejero.