Las mentiras de la razón
A nadie puede sorprenderle excesivamente que Marhuenda haya inventado noticias para beneficiar a un amigo implicado en un caso de corrupción. El director de La Razón ha sido imputado junto al presidente del periódico por intentar limpiar la imagen de Edmundo Rodríguez, consejero delegado de la empresa editora de La Razón. Rodríguez está implicado en la Operación Lezo de corrupción en el Canal de Isabel II. Marhuenda presionó al gobierno de Cifuentes e incluso elaboró noticias falsas para que la presidenta de la Comunidad de Madrid no tirara de la manta en el caso.
A nadie puede sorprenderle excesivamente que Marhuenda haya inventado noticias para beneficiar a un amigo implicado en un caso de corrupción. El director de La Razón ha sido imputado junto al presidente del periódico por intentar limpiar la imagen de Edmundo Rodríguez, consejero delegado de la empresa editora de La Razón. Rodríguez está implicado en la Operación Lezo de corrupción en el Canal de Isabel II. Marhuenda presionó al gobierno de Cifuentes e incluso elaboró noticias falsas para que la presidenta de la Comunidad de Madrid no tirara de la manta en el caso.
Arcadi Espada ya escribió, con mucha dureza, sobre el carácter de Marhuenda. “Hace unos 30 años Paco Marhuenda subía las cocacolas en la redacción de “El Noticiero Universal”, diario de la tarde. Y mucho peor: se las subía al director, Jordi Doménech, que lo había colocado en aquel periódico con funciones ambiguas, que nunca supe exactamente cuáles eran.” Todos hemos sido becarios, pero Arcadi ve en él aún hoy un “indemne carácter servil.” Es un personaje con una agenda tan explícita y transparente que es casi de agradecer. Lo agradecen sus contrincantes, que solo tienen que tratarlo como un portavoz histriónico del PP, y lo agradecen en televisión, donde da muchísimo juego en el reality show de la política.
Está el peligro de banalizarlo. Marhuenda es más que un meme. Las grabaciones que lo implican en el caso de corrupción del Canal de Isabel II lo muestran usando tácticas mafiosas. No es un tonto útil, es un mercenario. Su periódico, sin embargo, cada vez influye menos, si es que acaso ha llegado a influir alguna vez. Cuesta creer que pueda amenazar con éxito a alguien con publicar algo desfavorable: publícalo, si no lo leerá nadie. Su influencia es grande, pero está más allá de las páginas de su periódico, cuyo competidor directo es la revista Mongolia.