Contra el chotis
Amo Madrid, la ciudad más vivible de España, quizá la única ciudad vivible de España. La ciudad a la que todos los españoles no madrileños huimos, o tenemos la posibilidad de huir, desde nuestras ciudades, desde nuestras regiones.
Amo Madrid, la ciudad más vivible de España, quizá la única ciudad vivible de España. La ciudad a la que todos los españoles no madrileños huimos, o tenemos la posibilidad de huir, desde nuestras ciudades, desde nuestras regiones. Amo Madrid porque es la Antirregión española. La ciudad blanca, la ciudad negra: la que se chupa todas las particularidades, en la absoluta claridad y en la absoluta oscuridad. La ciudad, mejor dicho, multicolor, verdaderamente multicolor: la única que expone todas las particularidades, en glorioso equilibrio.
Qué fastuoso espectáculo cuando insultan a Madrid: ¡no pasa nada! En esta estólida España del histerismo local y regional, en esta insoportable España municipal y espesa, en que si dices algo chungo de cualquier sitio te crucifican y te nombran, muy pomposa y relamidamente, ‘persona non grata’, se puede insultar a Madrid y no pasa nada. ¡En Madrid se respira! ¡Madrid es la única ciudad respirable de España! ¡Madrid es nuestro (¡único!) pulmón nacional!
Pero ya están los políticos intentando municipalizarlo y espesarlo. Ya están arrojándole paletadas de ‘color local’, de folclor. Las fiestas de San Isidro han sido durante lustros casi clandestinas. Yo he vivido miles de 15 de Mayo en Madrid y jamás me he topado con ellas. Pero nuestros políticos, los nuevos y los viejos, corren ahora a disfrazarse de chulapos y chulapas y a bailar chotis, esa sardana o aurresku o sevillana local que solo bailaban cuatro gatos. Han detectado que quedaba un sitio ventilado en España y van a por él.