La nada nadea
Lo que les gusta olvidar a los analistas de la catástrofe es que la alternativa a Pedro Sánchez eran Susana Díaz o Patxi López. Y ese no es un problema de la socialdemocracia, sino del Partido Socialista Obrero Español.
Lo que les gusta olvidar a los analistas de la catástrofe es que la alternativa a Pedro Sánchez eran Susana Díaz o Patxi López. Y ese no es un problema de la socialdemocracia, sino del Partido Socialista Obrero Español.
Cuando se pregunta ¿qué pasa con la socialdemocracia? hay que responder como Máiquez: “Está muriendo de éxito en lo ideológico (todos los partidos son socialdemócratas y le han robado el discurso social) y de fracaso en lo pragmático (cuando gobiernan, las cuentas no salen).” Hay que responder que la crisis de la socialdemocracia no es, en realidad, sino la crisis de los partidos socialistas de Europa. Y que, así las cosas, las únicas salidas que parecen quedarle son presumir de gestión o cambiar de discurso.
Cuando se pregunta qué pasa con el PSOE, hay que responder que no puede hacer ni una cosa ni la otra. Que no puede presumir de gestión, como sí puede hacer el PP, porque no gobierna. Y que no puede apartarse del discurso socialdemócrata, como hace Podemos, porque eso sería renunciar al único hecho que presumen diferencial.
Así las cosas, el PSOE ha comprado el discurso Podemita según el cual el consenso socialdemócrata, el sistema, está en una crisis insalvable y, al hacerlo, ha dejado el futuro en manos de sus populistas adversarios. El PSOE ha asumido que el problema de la socialdemocracia es el gobierno del PP y que la única salvación de su proyecto y su partido pasa, por lo tanto, por echar al PP del gobierno.
Aceptado este relato, las alternativas se reducían a un candidato que se había negado a entregar el poder al Partido Popular, asumiendo incluso el riesgo de su propia destrucción y la de su partido; y a la mujer que entre las sombras conspiraba para entregarle el poder al enemigo y ante las cámaras seguía insistiendo en que lo fundamental era quitárselo para siempre. Entre el nihilismo de Sánchez y el cinismo de Díaz. Pedro Sánchez es el único candidato que ha asumido el discurso único del PSOE, y aunque con ello haya demostrado su propia inconsistencia también ha puesto en evidencia la hipocresía de los demás. Pedro Sánchez es el único que ha asumido el abismo bajo los pies del PSOE y esa es la primera condición de su salvación. Su desgracia es que el PP no es el problema y que, por lo tanto, él no puede ser la solución».