Aprender a golpes y dando golpes
A Pedro Sánchez no se le va de la boca el “he aprendido de los errores cometidos”. Qué menos. Esos errores le costaron la secretaría general, una depresión profunda, la pérdida de amigos de la política que eran también amigos personales, y una preocupación seria por su futuro económico y profesional. Sufrió golpes importantes, sin duda, pero también él los dio y fueron dolorosos: dejó a su partido para el arrastre, desalojó del terreno de juego a personas que forman parte de la mejor historia del partido, engañó a muchos y decepcionó a muchos más, e intentó echarse en brazos de quien más podía perjudicar al Psoe, Pablo Iglesias. Así que si hay que hablar de quién ha sufrido más como consecuencia del primer mandato de Sánchez, la cosa quedaría en empate, en tablas.
A Pedro Sánchez no se le va de la boca el “he aprendido de los errores cometidos”. Qué menos. Esos errores le costaron la secretaría general, una depresión profunda, la pérdida de amigos de la política que eran también amigos personales, y una preocupación seria por su futuro económico y profesional. Sufrió golpes importantes, sin duda, pero también él los dio y fueron dolorosos: dejó a su partido para el arrastre, desalojó del terreno de juego a personas que forman parte de la mejor historia del partido, engañó a muchos y decepcionó a muchos más, e intentó echarse en brazos de quien más podía perjudicar al Psoe, Pablo Iglesias. Así que si hay que hablar de quién ha sufrido más como consecuencia del primer mandato de Sánchez, la cosa quedaría en empate, en tablas.
Empezó esta nueva etapa mal, quejándose de que Rajoy no le llamaba cuando le había puesto un mensaje que Sánchez ni contestó, lo que obligó al presidente a contarlo, harto de que le hicieran pasar por un malqueda. Tampoco es buena estrategia no concretar de una vez qué posición se va a tener ante la moción de censura de Podemos, si contra o abstención. En cambio, ha sido un acierto elegir a Cristina Narbona como presidenta del partido. Aporta experiencia, trayectoria, seriedad y serenidad, aspectos todos ellos que no son precisamente el fuerte de Pedro Sánchez.
Anda todo el mundo con la historia de que lo que más importa actualmente en el nuevo Psoe es la unidad. No es cierto: lo que más importa es dejar atrás la idea de que Sánchez no es la persona adecuada para dirigir el partido aunque haya ganado las primarias. La prioridad de Sánchez , y en ello le puede ayudar Narbona, es convertirse en un líder creíble, que no lo es; riguroso, que no lo es; sólido, que no lo es.
Si lo logra, la unidad vendrá por sí sola.