Las fiestas y el sexo forzado
Se ha convertido en una suerte de plaga. Ya casi no hay fiesta popular masiva en la que no se produzcan agresiones sexuales a mujeres que se arrancan al disfrute y terminan en el drama. Arranca San Fermín con el recuerdo de la repugnante “Manada” que abusó en grupo de una joven, presumió de ello y se lo tomo a coña. Ahora hay una campaña municipal que dice “Pamplona libre de agresiones sexistas”. Lo veremos. No es cosa de campañas, sino de educación, de principios. Y el problema no es solo nuestro. En Suecia han tenido que suspender el mayor festival de música por las agresiones sexuales que se han producido. Es en todo el mundo.
Se ha convertido en una suerte de plaga. Ya casi no hay fiesta popular masiva en la que no se produzcan agresiones sexuales a mujeres que se arrancan al disfrute y terminan en el drama. Arranca San Fermín con el recuerdo de la repugnante “Manada” que abusó en grupo de una joven, presumió de ello y se lo tomo a coña. Ahora hay una campaña municipal que dice “Pamplona libre de agresiones sexistas”. Lo veremos. No es cosa de campañas, sino de educación, de principios. Y el problema no es solo nuestro. En Suecia han tenido que suspender el mayor festival de música por las agresiones sexuales que se han producido. Es en todo el mundo.
Las fiestas y concentraciones masivas son un hábitat que facilita el acoso y el abuso. Es así. Pero el problema está en la sociedad machista que hemos construido, donde muchos hombres, aún hoy, consideran a la mujer un objeto de disfrute. Y no digamos si se cruzan con una mujer que ose vestir a su gusto, enseñar escote y mostrar piernas. Entonces ni te cuento, sale el “es que van provocando” que tantos llevan dentro, y se consideran dueños y señores, y abusan amparados en la masa.
Siento inmenso asco antes estos comportamientos. Y no solo por quienes consuman la violación. Antes de la violación hay muchos abusos, muchos actos forzados que dañan el cuerpo y el alma de las víctimas, en ocasiones de modo irreparable. Y empiezan con la palabra, antes del primer roce no deseado. Me repugnan esos machitos que creen en el derecho de pernada, que no respetan la libertad de las mujeres de decir cuándo, cómo, dónde y con quien desean contacto sexual. Es un derecho esencial. El sexo forzado es intolerable. Con fiestas o sin fiestas.