Contra los héroes
Una de las muchas virtudes de Dunkerque ha sido la de mostrar el despliegue de un esfuerzo colectivo, sustentado en unas instituciones sólidas que apenas se mencionan pero están ahí (esa lista de “barcos de recreo requisables”) y un liderazgo político y militar que sabe utilizar todo eso al servicio de una causa noble. En este sentido, la película de Christopher Nolan va a contracorriente de algunas de sus propias películas, como Batman, donde la lucha entre el bien y el mal se personifican en héroes o villanos de los que depende la salvación del mundo. Los tráiler previos en la sesión a la que asistí fueron bastante elocuentes: el primero, sobre la adaptación de la novela de Stephen King La torre oscura, donde Idris Elba tiene que salvar la tierra del malvado que interpreta Matthew McConaughey, mientras los habitantes del planeta esperan pasivos e ignorantes el desenlace de esa lucha; el segundo, la nueva saga del Spiderman youtuber, donde el remozado Peter Parker tendrá que seguir echando redes de balcón en balcón por nosotros, para preocupación de su pobre tía.
Una de las muchas virtudes de Dunkerque ha sido la de mostrar el despliegue de un esfuerzo colectivo, sustentado en unas instituciones sólidas que apenas se mencionan pero están ahí (esa lista de “barcos de recreo requisables”) y un liderazgo político y militar que sabe utilizar todo eso al servicio de una causa noble. En este sentido, la película de Christopher Nolan va a contracorriente de algunas de sus propias películas, como Batman, donde la lucha entre el bien y el mal se personifican en héroes o villanos de los que depende la salvación del mundo. Los tráiler previos en la sesión a la que asistí fueron bastante elocuentes: el primero, sobre la adaptación de la novela de Stephen King La torre oscura, donde Idris Elba tiene que salvar la tierra del malvado que interpreta Matthew McConaughey, mientras los habitantes del planeta esperan pasivos e ignorantes el desenlace de esa lucha; el segundo, la nueva saga del Spiderman youtuber, donde el remozado Peter Parker tendrá que seguir echando redes de balcón en balcón por nosotros, para preocupación de su pobre tía.
En una época donde la búsqueda de la individualidad y la diferenciación narcisista han alcanzado cotas sonrojantes, no sorprende el enfoque de las producciones con superhéroes, sino el planteamiento colectivo de Nolan, que también ha escrito el guión. Aquí no hay héroes, porque todos lo son. Y quizá el filme sea otra reacción a la falta de sensación de comunidad vivido en los últimos lustros de crisis, aceleración tecnológica y disolución de vínculos laborales y sociales (donde también se han puesto más caros los familiares y afectivos).
Frente a la consecuencia patológica de esa malaise que fue el Brexit, Dunkerque es una estupenda película que, incluso, podría haber actuado de vacuna y refugio contra esa melancolía de la que se han aprovechado (por incomparecencia de otros) Farage, Le Pen o Trump. Se le han afeado algunos clichés en personajes demasiado arquetípicos, pero, si no podemos permitirnos subrayados épicos ni en una película basada en una evacuación prodigiosa en la guerra moralmente más incontestada, ¿en cuál podemos? Bien está recordar y narrar. También cuando, como comunidad, hacemos bien las cosas.