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Nolan, Churchill y Dunkerque

Finalmente veo la peli de Nolan sobre Dunkerque. Notable. Estéticamente impresionante. Una de tiros. Responde a la definición de Sam Fuller sobre el cine: “Una película es como una batalla. Amor, odio, acción, violencia y muerte. En una palabra, emoción”. Bien lo sabía el bueno de Sam, que desembarcó en Europa para liberarla de los nazis.

Opinión
  • Badalona, 1976. Licenciado en Periodismo y Filología Hispánica. Ha trabajado en radio, medios escritos y agencias de comunicación. Ejerció la crítica cinematográfica en la revista especializada Dirigido Por durante más de una década y ha participado en varios volúmenes colectivos sobre cine. Ha publicado en El Mundo, La Vanguardia, Letras Libres, Revista de Libros, Factual, entre otros medios. Es autor de los libros Amores cinéfagos (Jot Down Books, 2023) y Viajando con ciutadans (Editorial Tentadero 2007/Editorial Triacastela 2015).

Finalmente veo la peli de Nolan sobre Dunkerque. Notable. Estéticamente impresionante. Una de tiros. Responde a la definición de Sam Fuller sobre el cine: “Una película es como una batalla. Amor, odio, acción, violencia y muerte. En una palabra, emoción”. Bien lo sabía el bueno de Sam, que desembarcó en Europa para liberarla de los nazis.

La peli de Nolan me pilla en plena faction. Leo un ensayo admirable. La Guerra de Churchill, de Max Hastings. Una de esas cosas que solo los ingleses pueden. La lluvia pertinaz y monótona, la ausencia de sol invitan a la concentración y el trabajo riguroso. La documentación es abrumadora y vasta, de un interés histórico notabilísimo.

Crónicas, diarios dispersos, correspondencias impúdicas, archivos oficiales desclasificados. Solo Putin negó la investigación de los hechos. Natural.

Dos ejemplos que demuestran la honradez intelectual y la labor granítica de Hastings (admirador de Churchill, pero sin esconder todos sus defectos, cagadas descomunales y esa venganza sin justificación de un sentimental borracho que fue el bombardeo de Dresde):

«Era esa alegría lo que hizo que un hombre como el esteta y diarista James Lees-Milne escribiera en tono de disgusto una vez que hubo acabado  todo: «Churchill se lo pasó a todas luces tan bien en la guerra que nunca  llegó a resultarme agradable. Simplemente reconozco que, como Gengis Khan, fue grande».

«La gente sencilla tenía otra visión. Nella Last, una ama de casa de Lancashire, escribió el 11 de mayo en  su diario «si tuviera que pasar toda mi vida al lado de un hombre, eligiría a Chamberlain, pero creo que no tardaría en cambiarlo por Churchilll si se desatara la tormenta y estuviera  a punto de naufragar. Tiene una cara divertida, como la de un bulldog que vive en nuestra calle  y que ha hecho más por echar a los perros y gatos descamados que todas las quejas y protestas de los vecinos».

No está mal la peli de Nolan. Pero comparto la crítica de los franceses de que salen de refilón. Cubrieron la retirada inglesa y aguantaron la embestida nazi. Churchill ordenó que los evacuaran ya que los iban a dejar tirados. A la mitad no les quedó más cojones que rendirse.

Se es muy injusto con los franceses en la II Guerra Mundial.

Tanto como con los españoles.