Justicia para los topónimos
Habrá que hacer algo contra la desigualdad en la vocal final. Asturias debe preocuparse por ello. En cualquier cartel indicador de las carreteras del Oriente podemos ver que los pueblos durante tiempo sojuzgados por la dictadura de la forastera y castellana ‘o’ final ya han sido liberados: Niembro y Barro ya son, orgullosamente, Niembru y Barru. Su asturianidad es incuestionable.
Habrá que hacer algo contra la desigualdad en la vocal final. Asturias debe preocuparse por ello. En cualquier cartel indicador de las carreteras del Oriente podemos ver que los pueblos durante tiempo sojuzgados por la dictadura de la forastera y castellana ‘o’ final ya han sido liberados: Niembro y Barro ya son, orgullosamente, Niembru y Barru. Su asturianidad es incuestionable.
El problema es para las localidades con nombre terminado en ‘a’, cuya nacionalidad podría ser palentina. O montañesa. Así, en un mismo cruce podemos ver cuatro nombres: los susodichos Niembru y Barru, y también Posada y Bricia.
¡Cuánta injusticia! ¡Unos tanto y otras tan poco! Si tiene incluso un tufillo machista. Claro, me dirán, es que en bable (o asturianu, como prefieran llamarlo, que uno es poco ducho porque sus ancestros son de Cabuérniga, que es otro país) la terminación femenina es en a, como en español o en italiano, y nada tiene de particular.
Todo eso es cierto, sin duda, pero el agravio comparativo no nos parece resuelto. Habrá que consultar a los expertos académicos, a quienes saben de verdad. ¿No habría una forma de satisfacer las ansias autóctonas de los honrados vecinos de las poblaciones con ‘a’ final, de deshacer ambigüedades? Quizá una solución venga del plural. Sí, se podrían pluralizar esos nombres, y aprovechar así que el plural del femenino en tierra asturiana es -como saben todos los aficionados a las fabes-, en ‘es’. ¿Posades, Bricies, podrían quedar bien, y bien reivindicadas?
Perdonen la inanidad de estas líneas. Es que en el Norte está lloviendo mucho este verano, y se le empapa a uno el magín…