THE OBJECTIVE
Rafa Latorre

El otoño de la incertidumbre

El otoño político comenzará con una comparecencia anecdótica en el Congreso. Mariano Rajoy volverá a dejar de explicar ante el pleno lo que tantas veces ha dejado de explicar. Nada de lo que el presidente diga ya sobre la Gürtel va a cambiar el destino de este país y sin embargo hay algo relacionado con esta cita que ha provocado alarma en el PP. Si Rajoy está obligado a comparecer para someterse a una ceremonia de escarnio es porque el PNV ha votado junto al PSOE, Unidos Podemos, el PdeCat y ERC a favor de que lo hiciera.

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El otoño de la incertidumbre

El otoño político comenzará con una comparecencia anecdótica en el Congreso. Mariano Rajoy volverá a dejar de explicar ante el pleno lo que tantas veces ha dejado de explicar. Nada de lo que el presidente diga ya sobre la Gürtel va a cambiar el destino de este país y sin embargo hay algo relacionado con esta cita que ha provocado alarma en el PP. Si Rajoy está obligado a comparecer para someterse a una ceremonia de escarnio es porque el PNV ha votado junto al PSOE, Unidos Podemos, el PdeCat y ERC a favor de que lo hiciera.

¿El PNV? Es un asunto delicado. Dos elecciones, primero las generales y finalmente las primarias en el PSOE, han puesto en las manos de los nacionalistas vascos la llave de la legislatura. El PNV prolongó el mandato de Rajoy después de aprobar sus Presupuestos y podría deponer al presidente en cuanto quisiera. Tal es su fuerza y de ahí la inquietud que ha despertado su decisión. ¿Se trata solo de un gesto aislado o anuncia algo mayor?

Hace tan sólo unos días, el empresario Jaume Roures reunió en su casa a Oriol Junqueras y Pablo Iglesias y de entre lo que allí se habló está esto que dos días después resumió Enric Juliana en una crónica en La Vanguardia: “Iglesias y Domènech insistieron mucho en este punto: en España puede haber cambios en un horizonte próximo, si el secretario general del PSOE se atreve a dar el paso (…) El paso consistiría en una moción de censura socialista, que Podemos apoyaría y que podría prosperar con el voto positivo de los soberanistas catalanes y la abstención del Partido Nacionalista Vasco. No es una alternativa fácil de articular, pero no es una quimera”.

El PNV mantuvo a Rajoy en La Moncloa a cambio de una rebaja del cupo e inversiones milmillonarias para el País Vasco. Muy pocos dudan de que Pedro Sánchez no solo sería capaz de superar la oferta sino que estaría dispuesto a casi cualquier cosa para sumar esos cinco escaños que le harían presidente. Todo depende de los escrúpulos de los nacionalistas vascos y de que una parte del grupo socialista no se rebele contra su secretario general cuando vea acercarse el gobierno Frankenstein, tan temido por la vieja guardia.

Es solo una hipótesis pero no es una quimera y el hecho de que se esté hablando de ella en influyentes cenáculos indica la fragilidad de todo. Comienza el otoño de la incertidumbre con un prólogo nefasto, una manifestación en Barcelona que ha demostrado que ya no hay un solo ámbito de la vida pública catalana a salvo de la propaganda golpista. Ni siquiera el duelo. Después de este triste espectáculo cabe pensar que nada de lo que ya ocurra en Cataluña podrá ser más trágico que lo que ya ha ocurrido. Eso es lo más parecido a ser optimista hoy en España. Yo no lo soy. Quizás lo que se avecina sea uno de esos momentos tan interesantes de los que hablan los libros de historia.  Esos en los que se desvanecen las certezas que nos hacían la vida previsible. Más bien parece aterrador.

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