Reina del mundo
Algunos de los suyos aseguran que ya en sus tiempos de okupa lo que quería realmente era montar y presidir algo como la PAH. Y ya cuando presidía la PAH y se decía que apuntaba a alcaldesa se sospechaba que lo que pretendía realmente era la Presidencia de la Generalitat. Para dar el salto, claro está, a la Presidencia del Gobierno. Se sospecha que las ambiciones de Colau no tienen límite, y se sospecha justamente tanto por su carácter como por su ideología. Porque pocas veces hemos visto a un político con tanta voluntad de poder, con una naturaleza tan hecha al mando, hasta el punto de que incluso su tono de voz parece ideado ad hoc para el programa de queja y de lamento que parecía querer la Barcelona real. Y porque está en su ideología el querer siempre más poder, porque ningún poder humano puede parecer suficiente a quien quiere cambiarlo todo.
Es seguramente por culpa de esa insuperable impotencia que la tendencia de Colau es, ha sido y seguirá siendo, la de la irresponsabilidad por elevación, que consiste en considerar que los auténticos responsables de los problemas de los barceloneses no son nunca competencia de su alcaldesa sino de instancias superiores y cada vez más lejanas y abstractas, como la Generalitat de Cataluña, el Estado Español, la Europa de Merkel y la banca y, en último término, el capitalismo global. Es previsible, por lo tanto, que alguien tan sinceramente comprometido con la búsqueda de soluciones definitivas a los problemas reales de la gente común aspire a ocupar los cargos de auténtico poder y que su meteórica carrera política siga ascendiendo hasta las más altas cuotas de poder que logre alcanzar.
Podría acabar como suelen acabar estas historias; en uno de esos consejos de administración de las grandes empresas que dice que realmente gobiernan el mundo en la sombra. O podría, por parecidos motivos, acabar como el banquero anarquista de Pessoa. Pero es poco probable que Colau caiga en semejantes coherencias y yo la veo más de Presidenta de la ONU; esa tribuna en la que uno puede ver realizado el sueño infantil de ser el Rey del mundo sin tener que cargar con la responsabilidad de nada de lo que pase en él.