THE OBJECTIVE
Melchor Miralles

El requerimiento de Rajoy

El presidente del Gobierno le ha enviado al presidente de la Genralitat, Mariano Rajoy, un requerimiento que contiene dos plazos. Uno hasta el lunes para que le diga si declaró o no la independencia de Cataluña y otro hasta las 10 horas del próximo jueves para que, en caso de que la respuesta al primero sea positiva, proceda a comunicar “de forma fehaciente al Gobierno de la Nación, el cumplimiento íntegro de este requerimiento tanto del gobierno de la Generalidad como del Parlamento de Cataluña “, o sea, para que anule su decisión primera.

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El requerimiento de Rajoy

El presidente del Gobierno le ha enviado al presidente de la Generalitat un requerimiento que contiene dos plazos. Uno hasta el lunes para que le diga si declaró o no la independencia de Cataluña y otro hasta las 10 horas del próximo jueves para que, en caso de que la respuesta al primero sea positiva, proceda a comunicar “de forma fehaciente al Gobierno de la Nación, el cumplimiento íntegro de este requerimiento tanto del gobierno de la Generalidad como del Parlamento de Cataluña “, o sea, para que anule su decisión primera. Pero resulta un poco absurdo todo porque Puigdemont y su Gobierno, tras la última sesión del Parlamento catalán, firmaron un documento que no necesita muchas aclaraciones, en el que se decía literal e inequívocamente: “Llegados a este momento histórico, y como presidente de la Generalitat, asumo al presentar los resultados del Referéndum ante el parlamento y nuestros conciudadanos el mandato del pueblo de que Cataluña se convierta en un estado independiente en forma de República”, para añadir a continuación que “El Gobierno y yo mismo proponemos que el parlamento suspenda los efectos de la declaración de independencia”. O sea, que Puigdemont declaró la independencia de Cataluña en toda regla. Rajoy ha dado dos plazos, pero el segundo de ellos solo entra en funcionamiento si Puigdemont responde al primero que sí.

No alcanzo a comprender por qué si un Gobierno autonómico proclama por segunda vez, como ocurriría si la respuesta al primer requerimiento es la verdad, o sea, que sí, la independencia de una Comunidad Autónoma, para qué hace falta un segundo plazo.

Puigdemont ha declarado la independencia de Cataluña, en toda regla y el Parlamento aún no ha debatido siquiera la propuesta del presidente de suspender sus efectos. Es decir, han cometido un delito sin duda alguna, y el Gobierno de España se tienta la ropa antes de actuar, de modo insólito. Y todo apunta a que se va a iniciar un proceso de diálogo con los golpistas, sentando un precedente gravísimo que no tiene antecedentes. ¿Se imaginan a Suárez preguntándole a Tejero si estaba dándo un golpe de Estado y enviándole un requerimiento para que le respondiera, y anunciando una posible fase de diálogo con él y los suyos para modificar la Constitución?

Vaya por delante que desde hace tiempo creo que hay que modificar la Constitución y resolver un problema político que tenemos con Cataluña y muchos catalanes. Dos cuestiones diferentes, aunque relacionadas, que hay que resolver por diferentes caminos, aunque una reforma constitucional puede ayudar a desbrozar el camino para resolver el problema catalán. Pero modificar la Constitución solo para ello y bajo la amenaza de un Puigdemont que ya ha declarado la independencia es un dislate, un error mayúsculo que le va a pasar factura a Rajoy, que de tanto estar quiero parado cuando ha actuado lo ha hecho sin freno de mano.

El requerimiento de Rajoy es un error que muestra debilidad, lo peor que le puede pasar a un presidente de Gobierno al que le han echado un órdago de este calibre.

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