Inmaculada y el lacito
El pensamiento de Colau es como el Olentzero, como las meigas en las forestas gallegas, como San Nicolás montado en un reno y todo junto, a la vez, y en ‘primetime’ en La Sexta y TV3; así que ya ven ustedes lo plurinacional que se pone uno por estas fechas entrañables.
El pensamiento de Colau es como el Olentzero, como las meigas en las forestas gallegas, como San Nicolás montado en un reno y todo junto, a la vez, y en ‘primetime’ en La Sexta y TV3; así que ya ven ustedes lo plurinacional que se pone uno por estas fechas entrañables.
Una vez que he leído el excelente texto de Jordi Bernal, también se me ocurre perfilar en la medida de lo posible a Ada, quizá cual protagonista secundaria del año que se fue. Registrada como Inmaculada en las partidas de nacimiento, de Ada sabemos que se encumbró en ese año en que ir a un desahucio era como ir a una corrida de Jesulín. Allí se metía ‘todo cristo’, y nuestra Ada tomó el megáfono como arma cargada de futuro. En aquel verano de las plazas y de la carestía de ‘pan para tanto chorizo’, los periódicos liberales se inventaron eso del ‘periodismo social’ para contentar a los becarios y darles a éstos un relato y una caterva de gente a entrevistar -la Historia se repite como farsa-.
Entre el gavilán/halcón de Iglesias, salió la paloma/coloma/Colau, muy bien puesta con el altavoz junto a una familia de Hospitalet sin recursos para la hipoteca ni familiares vivos en Badajoz, de donde eran oriundos. Y después el bastón de mando, las performances meonas, el acabar con la industria turística en una ciudad que sus predecesores abrieron al mar y al crucerismo y al Cobi.
La llamaban alcaldesa del cambio y se montó un eje con Madrid, previo paso por Zaragoza, donde toda ocurrencia progre tiene su asiento. Así Colau se hizo fuerte, y así se nos va vendiendo como mediadora en lo de Cataluña mientras que con una mano saca el lacito amarillo y con la otra le da la sopa boba a un pobre de su cuerda, al que sienta en su mesa. Encuestas internas del consistorio de Barcelona cantan que ERC (supremacista y cristiano, si la contradicción es admisible) le come la tostada a Colau y al bienquedismo que nos cuenta Bernal. Porque ya avisó la Biblia de los tibios, aunque se vistan de lazo en amarillo colgante. Aunque edulcoren la nada y la estelada desde el balcón.