Cifuentes en apuros
Vaya por delante que escribo sobre una amiga de hace años, y ello puede condicionar mi opinión, y los lectores tienen derecho a saberlo. Cristina Cifuentes salió viva de su comparecencia.
Vaya por delante que escribo sobre una amiga de hace años, y ello puede condicionar mi opinión, y los lectores tienen derecho a saberlo. Cristina Cifuentes salió viva de su comparecencia, pero está en apuros, tocada, y su relato me pareció un punto inverosímil, porque aunque no se habló mucho de ello en la sesión, hay que recordar que inicialmente, al saltar el escándalo en eldiario.es, su primera reacción fue decir que no se había presentado.
Todo esto es consecuencia de la titulitis de muchos, también los servidores públicos. La presidenta de la Comunidad de Madrid vive en plena agonía, y no está políticamente muerta porque Ciudadanos la ha salvado, pero su credibilidad está en entredicho. Quizá está pagando también, sí, todo lo que ha peleado para acabar con la corrupción en el PP. Porque es sabido que en el PP se dispara con bala contra todo aquel que asoma la cabeza y se presenta a cara descubierta como alternativa a un Mariano Rajoy que aún no ha dicho si algún día piensa irse. Aquí ha habido mucho fuego amigo, además del fuego enemigo a discreción. Rajoy y Génova aparentemente han apoyado a Cifuentes, pero será abandonada, porque muchos desean verla fuera de la batalla, y así es la política de los partidos tradicionales y de los nuevos también.
Ella niega haber falsificado o falseado el expediente sobre su máster de 2012, y acusó a la oposición y sus troles de haber puesto en marcha una cacería contra ella, además de dejar claro que no piensa dimitir. Pues yo que ella me lo pensaría. Lo cierto es que Cifuentes no ha aportado pruebas definitivas y aunque es quien acusa quién ha de aportar pruebas, ella está en un apuro serio y le convendría despejar todas las dudas que existen y persisten. Madrid es un territorio clave pare el PP, y el asunto empieza a preocupar y mucho al presidente y los que le bailan el agua, o sea, casi todos, y si ya ha habido fuego amigo, que se prepare para lo que viene.
Las explicaciones de la presidenta son insuficientes y ella debiera ser consecuente con los códigos morales que asumió al tomar posesión, muy estrictos y aplaudidos por todos, que ahora se la pueden llevar por delante. Está en apuros y solo ella misma puede ayudarse a salir de este atolladero. Lo tiene crudo. Y yo, la verdad, lo lamento, porque es mi amiga y la tengo por una política y una persona solvente.