Del pisito al chalecito
Nadie podrá negar que España va bien y los españoles progresamos, admítanme la ironía. En ese aspecto, poco tiene que ver el himno nacional y aquella chica Marta Sánchez que cantaba Olé-olé.
Nadie podrá negar que España va bien y los españoles progresamos, admítanme la ironía. En ese aspecto, poco tiene que ver el himno nacional y aquella chica Marta Sánchez que cantaba Olé-olé. Progresamos tanto y estamos tan bien que el señor de Podemos se compra un chalé con la mujer neófita. La izquierda muestra su verdadera faz, que básicamente es muy dura, mientras la derecha respira tranquila sus múltiples corrupciones cutres y caraduras con crema.
A mí la cosa del chalé me parece una horterada de leninistas y Bandera Roja (prefiero un ático especulativo para poder decir en el ascensor ‘yo voy al último piso’). Pero qué se va a esperar de un hombre que practica escraches falangistas en la Universidad. El cutrerío se impone y dicen que las bases decidirán. Entiendo que el populismo demuestra sus maneras sectarias. Ya vimos que el niño pijo Espinar Coca-Cola adquirió un piso de protección oficial por la cara y papá tiraba de tarjeta black.
Por no hablar del azote del gallego Amancio, y cada día más hinchado de tapas madrileñas, Rufián al que pillaron vistiendo de ropa cutre de Zara. O al señor argentino de Zaragoza que pretendía burlar a la Seguridad Social puteando a la señora que le limpiaba sálvese las partes. Gente muy jeta. Pero de izquierdas, of course.
Los tontos Iglesias y Montero han ganado un chalé y han perdido unas elecciones. Ciudadanos, por su parte, ha ganado una España hipnótica y faldicorta. Con su himno sentimental y recauchutado. El PSOE no está ni se le espera. El harakiri del PP figurará en los libros de Historia.
Hemos pasado del pisito al chalecito. Algunos se sienten orgullosos. Incluso hay un juntaletras y músico inglés que dice que sois la hostia.
Mucha pena da todo, la verdad. Lo siento por todos los que os sentís españoles con sus variantes tribales.