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La Manada, 9, y Junqueras, 25: ¿Una vergüenza?

El líder de Podemos, Pablo Iglesias, y el diputado de ERC, Gabriel Rufián, coincidieron en calificar de vergonzosa la petición de penas de la Fiscalía para los líderes del procés independentista. Ambos políticos recurrieron a la comparación burda y tan típica del populismo que solo busca atizar las bajas pasiones. “Es una vergüenza, los de la Manada 9 años y a Junqueras le piden 25 años”, comentó Iglesias. “25 años de cárcel por votar y 9 por violar”, remachó Rufián.

Opinión

Reuters

  • Laura Fàbregas (Barcelona, 1987) se licenció en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona. Sus primeros pasos en el periodismo los dio en Catalunya Ràdio, cubriendo la información política desde Madrid. También trabajó en la corresponsalía de Roma de la emisora radiofónica Cadena Ser, y posteriormente estuvo cinco años trabajando para la delegación catalana de El Español hasta incorporarse en la sección de Nacional, donde abarcó la actualidad del Gobierno. Su última etapa antes de desembarcar en The Objective fue en Vozpópuli como redactora de política.

El líder de Podemos, Pablo Iglesias, y el diputado de ERC, Gabriel Rufián, coincidieron en calificar de vergonzosa la petición de penas de la Fiscalía para los líderes del procés independentista. Ambos políticos recurrieron a la comparación burda y tan típica del populismo que solo busca atizar las bajas pasiones. “Es una vergüenza, los de la Manada 9 años y a Junqueras le piden 25 años”, comentó Iglesias. “25 años de cárcel por votar y 9 por violar”, remachó Rufián.

La comparación podría haber sido con la sentencia del caso Gürtel, que condena a Luís Bárcenas a 33 años de cárcel y a Francisco Correa a 51, pero políticamente no les interesaba. Optaron por compararlo con un caso que carece de connotación política, pero que les sirve para reforzar la idea de que se encarcela a hombres inocentes.

Diga lo que diga Rufián, no se juzga a nadie por “poner urnas” –ya que en Cataluña ha habido urnas cada dos años de media desde 2010–, sino por desobedecer la ley y los requerimientos de los tribunales, además de intentar subvertir el orden constitucional vigente. El Gobierno de la Generalitat intentó por la fuerza arrebatar a la mitad de catalanes su condición de ciudadanos españoles y europeos y sumirles a una situación de inestabilidad política y económica que se empezó a ver con la fuga de empresas, que solo frenó la intervención de la autonomía mediante la aplicación del artículo 155 de la Constitución.

Serán los tribunales a decidir si estos hechos merecen la pena de rebelión u otra de menor, pero no hay que olvidar que el procés existió pese a que no triunfó.

Y hay que dejar claro que las ilegalidades o delitos que cometen los gobiernos siempre tienen mayores consecuencias que los que puedan cometer los ciudadanos de a pie. Por eso nunca será comparable a La Manada. Del mismo modo que un asesinato no es un genocidio. Solo los gobernantes tienen la posibilidad de llevar a millones de vidas al desastre.