La literatura pierde a un gigante
Se va un gigante de la literatura porque todas estas certezas las escondía bajo una amabilidad y una sonrisa poco comunes en personajes de semejante talla. Descanse en paz.
Se ha ido un gigante. Cuando tratabas con él, era ésa la sensación que quedaba. Y probablemente no fuese porque legara un catálogo extraordinario, ni tampoco porque supieras que esas pupilas han telegrafiado la intimidad de García Márquez o de Marsé. Probablemente no fuese porque ese tono pausado había contribuido a que saliera adelante uno de los buques de nuestro océano editorial, ni tampoco porque fueras consciente de que ninguna excelencia literaria a este lado del Atlántico o al otro tendría que pasar, necesariamente, bajo la mirada atenta de Claudio López. Se va un gigante de la literatura porque todas estas certezas las escondía bajo una amabilidad y una sonrisa poco comunes en personajes de semejante talla. Descanse en paz.