Precisamente tú
Ndongo ha lanzado dos redes en el desierto de Aral, que es el plató de Espejo Público, de las que sólo recoge unos granos de sal.
“Yo no estoy blanqueando al franquismo”. Bertrand Ndongo, candidato número uno por Barcelona de la formación Vox, intenta responder al periodista Rubén Amón, quien le pregunta sobre su apreciación del anterior régimen. Amón no tiene la intención, ni la esperanza, de adquirir una nueva perspectiva sobre el anterior régimen. El objeto de su pregunta no es el Estado surgido de la Guerra Civil, sino el propio candidato. Es necesario calibrarlo con precisión según el eje franquismo/antifranquismo, para dar con el grado exacto de repudio democrático.
Ndongo responde, como si le hubieran hecho una pregunta, lanzando sobre sus interlocutores (Amon, Griso), un ejercicio de historia comparada: “Apoyamos a ciertos asesinos, y luego a Franco… condenemos todo tipo de crímenes”. El cómputo de los crímenes es la medida más justa para valorar los regímenes políticos. Es una pena que ni Amón ni Griso la hayan sabido apreciar. Nadie recoge el guante, pero el examinado vuelve a la carga: “Tampoco escondamos las cosas malas ni las cosas buenas. Hay que decirlas, también”. Ndongo ha lanzado dos redes en el desierto de Aral, que es el plató de Espejo Público, de las que sólo recoge unos granos de sal. Dos oportunidades para plantear, en 30 segundos, la posibilidad de que sobre la dictadura quepa un debate con algún criterio que no sea “tú eres de esos, yo de los otros”.
Susanna Griso, contra todo pronóstico, le espeta a Bertrand Ndongo “¿Quién te manda a ti hablar sobre Franco?” sin señalar a Rubén Amón. Y le dice que él no tiene ninguna legitimidad para hablar de Franco, “si ni por experiencia ni por edad le has conocido”. Si la edad y la experiencia es un criterio para quitar la legitimidad a otro para hablar de Franco, Susanna Griso (Barcelona, 1969), o el mismo Rubén Amón (Madrid, 1969), o yo mismo (Madrid, 1971), estamos ilegitimados para mencionar la dictadura. Sólo que aquí la edad es un eufemismo del origen y la raza del interlocutor. “Precisamente tú”, le dice la periodista, en una acusación que sólo puede apuntar a lo que le distingue del resto de la mesa. Que no es la experiencia vital en el franquismo, sino lo que recoge el título que le otorga el programa al entrevistado: “El camerunés de Vox”.