La nueva política es cosa del pasado
«Los resultados de la triple cita electoral ofrecen varias lecturas, y algunas contradictorias, una es la vuelta del bipartidismo: la recuperación del PSOE parece clara, y puede que la del PP esté cerca»
Podemos irrumpió en las europeas de 2014 con cinco escaños, luego llegaron las generales de 2015, con la segunda función de 2016, fomentada por la promesa del sorpasso que no llegó. En medio fueron las autonómicas y municipales en 2015, en las que se convirtieron en llave de gobierno en algunas comunidades y en las que las confluencias se hicieron con muchos ayuntamientos. Ayer muchos se perdieron: Zaragoza, Madrid, Barcelona… Queda Cádiz: allí ‘Kichi’ –uno de los opositores internos de Pablo Iglesias– casi tiene mayoría absoluta. En la mañana del lunes, Iglesias, líder del partido ahora llamado Unidas Podemos, ya dijo que había que hacer autocrítica pero poca. Que no es momento de que la izquierda se ponga a discutir. La formación llegaba a estas elecciones después de haber salvado los muebles en las generales. La debacle ha llegado ahora.
También Ciudadanos se tomaba esta convocatoria electoral como una prueba: pretendía sobrepasar al PP para, además de hacerse con el gobierno en algunas ciudades o comunidades, hacerse con el liderazgo en la oposición. Pero tampoco ha llegado; ni siquiera en los lugares donde sí lo consiguió en las generales de hace un mes, como Madrid o Aragón. No han tenido lo que esperaban, a pesar de tener la llave de algunos gobiernos. El PP ha dado por probada la fortaleza de su marca en la comunidad, donde una vez más la izquierda no ha logrado sumar para hacerse con el gobierno. Isabel Díaz-Ayuso será presidenta, si nada lo impide (como una abstención de Cs en la investidura de Ángel Gabilondo, por ejemplo) después de haber sido la candidata que más memes ha protagonizado. Pero ha resultado ser inmune a lo que pasa en las redes sociales, que conoce muy bien: llevó las del perro de Esperanza Aguirre, como ha contado Ángeles Caballero. Ha dado igual la poca solvencia que Díaz-Ayuso demostró en campaña o que su equipo decidiera que era mejor que no acudiera a los debates.
Los resultados de la triple cita electoral ofrecen varias lecturas, y algunas contradictorias, una es la vuelta del bipartidismo: la recuperación del PSOE parece clara, y puede que la del PP esté cerca (eso debería hacer que Ciudadanos se plantee de nuevo qué quiere ser). Pero hay una paradoja que no termino de entender: celebramos que se ha frenado a la ultraderecha en el parlamento europeo –pongamos el champán contra Bannon y su internacional nacionalista a refrescar– mientras damos por hecho que PP y Cs gobernarán con su apoyo allí donde las tres fuerzas sumen.