Valls, conciencia ciudadana
A las pocas horas de la ruptura corrían ya rumores sobre una hipotética reuncia de Valls a la regidoría barcelonesa e incluso a la política española. Se dice que Valls habría renunciado a fundar, liderar o apoyar ningún proyecto político del espacio presuntamente huérfano del centro derecha catalanista. Es sorprendente que alguien que venía a Barcelona para quedarse, para gobernarla y para salvarla, la deje tan pronto y tan sola y tan desamparada como la encontró.
Hay quien teme y hay quien sueña que Valls se convierta en el refundador de ese espacio del centro catalanista presuntamente huérfano de partido y liderazgo. Pero Valls es alguien que ahora mismo no tiene espacio fuera de C’s por el mismo motivo que no tiene espacio dentro. Porque Valls es más de C’s que el propio C’s. Sólo así puede entenderse su única y definitiva decisión política de hacer a Colau alcaldesa. Porque sólo desde el credo fundacional de C’s, sólo desde su casta puta, se cree en Cataluña que siendo el independentismo el mal puede ser Colau un mal menor. En realidad, sólo en C’s y su espacio se conserva todavía intacta la convicción en que la amenaza de ruptura de un independentismo liderado por Maragall es más creíble y más real que la decadencia de las formas y los fondos que administra y representa Ada Colau.
Valls cree en C’s más de lo que C’s cree en sí mismo. Y eso es normal pero es grave porque fue C’s quien convirtió a Valls en el guardián de sus esencias. Fue C’s quien ya desde poco después de su fundación se puso a buscar un tercerismo internacional que lo situase en la normalidad de los tiempos, en el centro y en el futuro que son ya la misma cosa. Fue C’s quien buscó en Valls como había buscado en Macron, en Renzi o en Obama un poder superior y legitimador y quien les cedió y le cedió por tanto el poder de deslegitimarlos. Así lo está haciendo Macron y así lo está haciendo sobre todo Valls, convertido en la voz de la conciencia fundacional, de los valores y principios que en cada decisión política, en cada matiz o cesión en búsqueda del poder o en defensa de los intereses de partido, se ven necesariamente comprometidos. Por eso lo de Valls es mucho más que un fracaso o un error de la dirección del partido. Lo de Valls es una pequeña tragedia política que nos recuerda que quien se busca una conciencia se busca un enemigo.