Jesús Gil Vs. Roger Ailes
«Ailes y Gil fueron los creadores de las primeras fake news que ahora florecen en cada esquina»
No sé si les sucede a menudo que mezclan visionados o lecturas y los personajes de algunas obras transitan alegramente en otras. Si, además, los perfiles tienen similitudes la confesión es todavía mayor. Coinciden ahora en las plataformas de televisión dos series que podrían rimar de un modo siniestro y que, desde luego, en mi mente o han hecho.
Se trata de El pionero, el biopic documental de ese populista local llamado Jesús Gil que puede verse en HBO, y La voz más alta (en Movistar +), una ficción protagonizada por un Russell Crowe sobredimendionado que interpreta a Roger Ailes, el magnate de la televisión estadounidense que levantó el canal Fox News.
Ambos personajes -Gil y Ailes- comparten una oronda figura. Se trata de hombres obesos y gigantes que no solo devoran comida frenéticamente, también las voluntades ajenas, las acciones de otros que, en sus manos, acaban siendo víctimas irreconocibles.
Ambos hicieron de la televisión un templo en el que consagrarse: Ailes como epítome de la televisión conservadora y reaccionaria que ahora idolatra Trump, Gil como ese hombre simpaticón y hecho a sí mismo que desafiaba los convencionalismos de unos políticos noventeros ramplones y siesos.
Y aunque Gil mostrara su lado más machista y cazurro en el famoso jacuzzi con ‘Las Mama Chicho’ de Telecinco, Ailes se convirtió en un auténtico depredador sexual que contaba con el beneplácito del gran magnate de la comunicación, Rupert Murdoch. Es decir, mucho antes del #MeToo y de la explosión del caso Harvey Weinstein, hubo un salvaje acosador que no dudaba en pedir sexo oral a la periodistas más reputadas del país como paso previo a conseguir un trabajo.
Su fama de paranoico creció hasta límites insospechados: siempre iba con su pistola, construyó un enorme búnker debajo de su casa, instaló una puerta de acero en su despacho, rodeó el ámbito laboral de cámaras de seguridad y espiaba los mails y las llamadas de sus trabajadores.
Ailes y Gil fueron los creadores de las primeras fake news que ahora florecen en cada esquina, pues ambos tenían la consigna de que repetir la misma falacia una y otra vez hace que se asuma, finalmente, como verdad.
Por último, en los dos trabajos audiovisuales -uno documental, otro ficción- se percibe una fascinación absoluta por el personaje por parte de los creadores, como si ellos mismos hubieran acabados devorados por esos hombres panzudos que tenían una concepción mesiánica de sí mismos: ellos, y solo ellos, habían llegado a este mundo para salvarlo.