Tabla rasa
«Hay que hacer un gran esfuerzo para no pensar que el único programa de este ayuntamiento es acabar con lo que hizo el anterior»
La decisión del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, de cancelar las emisiones de la cadena local que gestiona el ayuntamiento, la radio-escuela M21, es una mala noticia. Incluso para quienes creen que con dinero público no hay que sufragar los gastos de una emisora local habiendo ya empresas privadas que cubren ese hueco. Es una mala noticia porque siempre que desaparece un medio se reducen los lugares de conversación. Además de nombres conocidos, como Diego Manrique o Patricia Godes, en M21 había lugar para otro tipo de programas: descubrir la ciudad con Madrid con los cinco sentidos, el radio-show El último de Moyano, espacios dedicados a la literatura, a la música o a la educación. Era una radio basada en un proyecto pensado a cuatro años que se va a quedar a medias, sin desarrollar, y cuyas líneas pueden consultarse aquí. M21 era la recuperación de la cadena local, fundada en 1987, y que había emitido desde 1998 hasta 2005. En 2016, bajo el mandato de Manuela Carmena, se recuperó la emisora local y pasó de ser onda Imefe a M21, por los veintiún distritos de la ciudad.
Hace unos días, El Mundo publicaba los datos del gasto de la radio: 4,3 millones en tres años, “para 457 oyentes diarios”, anotaba el titular. Los datos de los oyentes solo contabilizaban el streaming, no las descargas. La nota decía que “el Ayuntamiento insiste también en que el cese de las emisiones no supondrá despidos inmediatos de los trabajadores de la radio municipal, salvo aquellos que están directamente vinculados con las emisiones, cuyo contrato ‘se extingue de manera automática’. El resto ‘se extinguirán cuando legalmente corresponda’”. Recogía la intención del nuevo consistorio de mantenerla en su vertiente formativa, establecer conciertos con universidades para que sea un lugar en el que hacer prácticas. Siendo así, ¿no habría sido mejor mantener el dial y la licencia para emitir en lugar de mantener una estructura para infrautilizarla deliberadamente?
Puede que hubiera asuntos que mejorar, o que los datos de audiencia no fueran los mejores, puede que haya quien crea que ese dinero es mejor invertirlo en otros asuntos. Pero por cómo se ha gestionado todo el asunto hay que hacer un gran esfuerzo para no pensar que el único programa de este ayuntamiento es acabar con lo que hizo el anterior, y borrar aquellas cosas, fueran malas o buenas, con las que se identificó al anterior consistorio. ¿Qué será de nuestros políticos cuando no haya más tapiz que destejer?