La negación de la política
«Más allá del despilfarro y los fallos en comunicación, da la sensación de que la única política llevada a cabo por el Gobierno sea la de negar la propia política»
Nadie habla con nadie pero, recuerden, ésta es la legislatura del diálogo. Así la bautizó Pedro Sánchez en la primera y última rueda de prensa que ha permitido preguntas de los periodistas. A esto se suma la ausencia o mal empleada comunicación. El Gobierno de coalición da sus primeros pasos con grandes fallos de comunicación, tanto interna como externa.
El ya famoso ‘Caso Ábalos’ encendió las alarmas en Moncloa cuando algunos ministros insistieron a sus responsables de comunicación en no hablar sobre el tema. Nadie quiere sacar la cara por su compañero, ni dar explicaciones porque desconocen el propósito del encuentro y lo sucedido en el aeropuerto de Barajas.
La numerosas y cambiantes versiones del actual ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana no han ayudado a mejorar su credibilidad, ni la del Gobierno y ello ha desatado la primera ‘guerra interna’. Desde Interior, algunos interpretan las palabras de Ábalos como un aviso hacia Marlaska: “Vine para quedarme y no me echa nadie”. El roce y la desconfianza entre los dos ministros se ha aireado en los medios y las investigaciones internas sobre la filtración seguirán abiertas una semana más.
Mientras en Moncloa se esfuerzan por crear agenda y así tapar el asunto, la oposición se pregunta cómo sigue el ministro en el cargo. El PSOE tendrá que explicar en sede parlamentaria qué jurisdicción considera el Gobierno que se aplica a la zona interior del aeropuerto o qué identificación se le concedió a ‘Miss’ Delcy para poder ser trasladada a la sala VIP de este. Un guión digno de los Goya que lastra la imagen, credibilidad y comunicación del Ejecutivo. Las crisis no comunicadas son las peores. Por si este episodio no fuera suficiente, el Ejecutivo cayó en su propia tela de araña tras escuchar el mensaje de Torra.
El (inhabilitado) presidente de la Generalitat amagó con convocar elecciones en Cataluña, si el resto de fuerzas le soluciona la papeleta y sacan adelante los Presupuestos. De esta manera, Torra no necesitaría a su molesto socio (ERC) y podría seguir estirando un chicle que se romperá, inevitablemente, tras estar dos años sin legislar. La negación de la política.
El primer Gobierno de coalición actuó de primerizo y entró de lleno en la batalla electoral catalana aplazando la mesa de diálogo. En menos de siete horas y tras un encuentro con Rufián en Moncloa, Sánchez tuvo que enmendar las instrucciones dadas y la contrapartida a ser investido sigue adelante. La falta de comunicación con los republicanos provocó el cambio de versiones que terminó confundiendo a la opinión pública. La nueva consigna comunicacional para esta semana es “dar normalidad” a la cita Sánchez-Torra y descartar el encuentro bilateral. A ver si sale.
A esto se añade la nueva operación para coordinar la comunicación entre los ministerios de PSOE y Podemos. Moncloa creará en este mes “tres órganos paritarios” que coordinen los ministerios que han tenido que separar para dar faena a la formación de Iglesias: Ciencia y Universidades; Trabajo y Seguridad Social y Seguridad Alimentaria y Nutrición. Una tarea que implica mayor gasto para unas áreas que hasta el momento operaban de manera eficiente y conjunta.
Más allá del despilfarro y los fallos en comunicación, da la sensación de que la única política llevada a cabo por el Gobierno sea la de negar la propia política. En sus primeros días, el responsable del grupo parlamentario socialista acusó a las fuerzas de la derecha de hacer “boicot” al Gobierno por no querer negociar la renovación de los órganos constitucionales. Los propios periodistas descubrimos que ni se lo habían solicitado.
No hubo interlocución alguna entre partidos. El dirigente se basó en las declaraciones que otros diputados habían hecho a la prensa. Cero diálogo. Tampoco lo habrá de aquí a septiembre, reconocen fuentes gubernamentales, si tienen que legislar por decreto hasta que se aprueben los Presupuestos Generales del Estado. Cuentan con que la batalla electoral catalana pase factura en su interlocución con ERC y éstos no den su aprobación hasta septiembre. ¿Y mientras? El resto de los partidos mirando y -espero- que no callando.
Las palabras del Rey resonarán durante un tiempo en la Cámara Baja: “España no puede ser de unos contra otros, sino de todos para todos. Así lo ha querido la sociedad española y así lo sigue queriendo. Pero, sobre todo, así lo merece». Ojalá, tomen nota. De momento, ni política ni mediática. La negación de la política.