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Vox coge carrerilla

Casado y su equipo de dirección no ilusionan y es urgente que lo hagan porque Vox empieza a comerles por los pies

Opinión
  • Periodista, vivió la Transición desde el ruedo, no la barrera, y su escepticismo respecto a la clase política actual –con excepciones- es inconmensurable. Y se le nota.

Abascal y Espinosa de los Monterios han viajado a Estados Unidos para asistir a la Conferencia de Acción Política Conservadora, a la que asisten unas 10.000 personas muy escoradas a la derecha, pero mucho. Pertenecen a ese círculo nada más y nada menos que Bolsonaro, el húngaro Orban o el italiano Salvini. El encuentro se cerró con un discurso de Trump.

O espabila Casado o a este paso Vox[contexto id=»381728″] le toma la delantera. Las relaciones internacionales son importantes para cualquier partido, por la “foto” con la que se puede presumir de codearse entre los grandes y también porque en esos foros se encuentra uno a miembros de fundaciones muy generosas a la hora de potenciar a determinados líderes y partidos.

Vox, al que temen infinidad de españoles, incluida esta periodista, porque sus propuestas suponen un retroceso en políticas sociales y económicas, sin embargo se fortalece día a día. Es evidente que esas propuestas son atrayentes para un alto porcentaje de españoles pero, además, amplía su campo porque el PP no acaba de encontrar la fórmula para atraer a los votantes que se le han ido. Su política internacional es inexistente, más allá de la europea que articula a través del PPE. En Iberoamérica, da la impresión de que solo le interesa denunciar sistemáticamente a Nicolás Maduro, sin entrar en otros asuntos de máxima relevancia, y tampoco le da excesiva importancia el PP de Casado a las cuestiones económicas, o al menos no hay una figura que dé la vara constantemente al Gobierno por las iniciativas que pretende llevar adelante. Casado tiene dos obsesiones: Cataluña[contexto id=»381726″] y el caso Ábalos. Que importan, mucho, pero el principal partido de la oposición, el que sea, tiene que estar preparado para atacar al Gobierno en todos los flancos. Y este Gobierno tiene unos cuantos para ser atacado, no solo el catalán.

Casado y su equipo de dirección no ilusionan y es urgente que lo hagan porque Vox empieza a comerles por los pies. Porque Abascal se dedica en cuerpo y alma a convertirse en el segundo partido más votado y, además, porque Pedro Sánchez les ayuda todo lo que puede para que lo sean. Casado, en lugar de reaccionar, ya que tiene o tenía madera para ser un buen líder, en lugar de potenciar al PP y ningunear a Vox, no hay día en que no provoque un fuego en su propio partido. El último, o penúltimo, laminando a Alfonso Alonso en el País Vasco y nombrando candidato a lehendakari a Iturgáiz… que lo primero que ha dicho es que se debe buscar la colaboración con Vox.

Abascal no necesita un estratega de campaña.