‘Hunters’ y la banalidad del mal
«Hunters da bandazos entre el humor de un film Maldito bastardos (pero sin su ironía) y el drama más puro del Holocausto»
Una de las películas que más me ha impresionado en los últimos años es el biopic Hannah Arendt dirigido por Margarethe von Trotta en 2013. En esta película se registra la cobertura que la filósofa y pensadora hizo del juicio a Eichmann en Jerusalén e incide en cómo ciertos sectores de la sociedad se abalanzaron sobre ella para rebatir tres de sus tesis más extendidas: que Eichmann no era un monstruo sino un hombre normal en una maquinaria de exterminio llamada Estado; que ciertos encargados de asociaciones judías, para salvar su vida, entregaron a sus compañeros a los nazis y, por último, Arendt dudó de si Israel estaba jurídicamente dotado para el caso Eichmann.
Es imposible no pensar en la banalidad del mal que Arendt acuñó viendo Hunters, la nueva serie de Amazon Prime que toma muchos elementos históricos para construir un relato bastante irregular en su propuesta moral. Tras el final de la 2ª Guerra Mundial, miles de nazis tuvieron que huir de Alemania para evitar juicios o fusilamientos. La película Los niños de Brasil de Franklin Schaffner retrataba bien esa huida a América del Sur a países como Argentina, Chile o Brasil. Otros eligieron Estados Unidos. Allí se creó The Simon Wiesenthal Centre, una asociación que se dedicó a dar caza a los nazis y llevarlos a la justicia.
La serie de Amazon toma este dato real y va un paso más allá, convirtiendo a sus personajes en un trasunto de esta asociación con un objetivo más directo: dar caza literal a los nazis. Matarlos. Lejos de colocarse en un tono de thriller, Hunters da bandazos entre el humor de un film Maldito bastardos (pero sin su ironía) y el drama más puro del Holocausto –con ejemplos brillantes como El hijo de Saúl– al que traiciona constantemente con sus chistes. En Hunters los nazis son caricaturas de la maldad que se alejan completamente de la tesis de Arendt
¿Por qué la fórmula no funciona y constantemente se experimentar cierta desorientación en su visionado? ¿Eran necesarias las recreaciones del infierno nazi para comprender la trama? En este sentido, una de las escenas más criticadas ha sido la del ajedrez humano. La asociación de memoria histórica de Auchwitz ha afirmado que esta secuencia es una “tontería” peligrosa que alimenta las ideas de los negacionistas. El director de la serie, David Weil, descendiente de judíos, constató que esa escena es ficticia pero que, narrativamente- le servía para revelar el sadismo y la crueldad que se impusieron en los campos de concentración. No es nueva la exigencia de autenticidad histórica por parte de ciertos sectores con las ficciones. Las ven como documentales y las juzgan del mismo modo. En el caso de Hunters, cierta cobardía al llevar hasta el extremo su propuesta y la clara voluntad de no molestar a nadie le orilla a la irrelevancia artística.