Contra los Pactos de la Moncloa
«Pedro Sánchez es un boxeador sonado, y se abraza a su rival para no caer al suelo».
El coronavirus[contexto id=»460724″] ha obligado a las autoridades italianas a retrasar el referéndum constitucional que estaba previsto para el 29 de marzo, y que podría confirmar un cambio importante en la composición tanto de la Cámara de los Diputados como del Senado. Italia ha pasado por varias reformas de su Constitución desde el final de la II Guerra Mundial. Esta última comenzó en 2016 y por el momento ha estado presidida por tres primeros ministros. Ha sido un proceso largo y meditado, afecta a dos instituciones políticas de la mayor importancia, y ha estado abierto a la participación de todos los partidos políticos, y en última instancia, del propio pueblo italiano.
Esta reforma fue lo primero que me vino a la cabeza cuando ví que el presidente Pedro Sánchez convocaba a la oposición a unos nuevos Pactos de la Moncloa. No me fuí a 1977, sino a estos años de desconcierto y a nuestra vecina Italia. Entiendo que sugerir que la vieja bota pueda ser un ejemplo en materia política es empresa arriesgada, pero no alocada. El descontento y la desconfianza de los italianos hacia sus políticos es proverbial, y por supuesto muy sana y juiciosa. Por eso los políticos que hacen suyo el prurito de la reforma triunfan, como fue el caso de Matteo Renzi, que inició este cambio constitucional.
Pedro Sánchez dijo en 2018 que quería estar en la poltrona hasta 2030. Yo propuse en su momento que extendiera sus ambiciones hasta 2036 para presidir sobre el centenario de la marcha victoriosa de la República sobre el fascismo, que por entonces será ya indiscutible. Pero se ve que él es más modesto y sólo piensa estar 12 años en el poder, pues según revela el periodista Álvaro Nieto un alto cargo del Ejecutivo ha dicho: «Si gestionamos con habilidad esta crisis, no nos sacan del Gobierno hasta 2030».
Esto probaría que Pedro Sánchez mira más allá de los titulares del día siguiente, pero ese horizonte temporal sólo hace referencia a sus ambiciones políticas confesables, no a su visión de España. Los Pactos de la Moncloa no son más que un reclamo del momento. No tiene ninguna intención de llegar a grandes acuerdos con la oposición ni con el conjunto de las dos Cámaras, porque sabe que la estrategia de Podemos, y quizá la suya propia, se basa en buscar un enfrentamiento vital con media España para cambiar las reglas de juego desde el poder e instalarse ahí hasta que les expulse la hiperinflación, el desabastecimiento y el hambre. Por no hablar de los otros socios, los nacionalistas, que ya han dicho cínicamente que ellos no piensan reforzar España.
Entonces, ¿por qué habla Pedro Sánchez de realizar grandes pactos? Porque ni siquiera regar de millones al duopolio televisivo ha podido evitar que el conjunto de los españoles le señalen como el principal responsable de la acumulación de cadáveres en las morgues españolas. Pedro Sánchez es un boxeador sonado, y se abraza a su rival para no caer al suelo.