Jinetes en la tormenta
«Si el capitalismo va mutando y la cultura va muriendo, ¿qué nos queda? Pues algo tan sencillo como volver a esos libros que tenemos sin leer en las estanterías propias y en las de las librerías»
Me sorprendo leyendo la newsletter de una de mis editoriales favoritas con la misma fruición con la que he comenzado a leer -ha hecho falta la calma de una pandemia- los famosos Ensayos de Montaigne. En una época frenética en la que la industria editorial combate aceleradamente para sacar -ya, rápido, mucho- sus novedades, hay un editorial independiente que, bajo el título Jinetes en la tormenta, animales en la cuneta, publica un extraordinario manifiesto en el que afirma que ya no publicará más novedades en los próximos meses. Que para.
“Muchos piensan, algunos nos dicen, que si te paras el sistema te arrolla, como arrolla el automóvil al cervatillo que, deslumbrado por los faros, se detiene en mitad de la carretera”, así empieza esta nota que supone un paso insólito para una editorial y que desafía al “asfalto neoliberal” que habitamos. ¿Y si esta mutación del sistema capitalista en forma de virus provocara un cambio en nuestro ya desmayada industria editorial? “Más o menos uno de cada tres libros que llega a la librerías acaba siendo devuelto y, en última instancia, guillotinado”, afirman los editores, insistiendo en el doble castigo que la implantación del feroz sistema neoliberal provoca en la industria literaria: pérdida de títulos y despilfarro forestal. La intervención de las distribuidoras -no digamos ya de Amazon- provoca un círculo infernal en el que los editores publican novedades para paliar la liquidación negativa que le debe al distribuidor y cuya deuda insunfla aire al librero. ¿Quién gana aquí? Sin duda, el distribuidor, porque no necesita que haya venta de libros. Con el mero flujo de los mismos ya le sirve.
Si el capitalismo va mutando y la cultura va muriendo, ¿qué nos queda? Pues algo tan sencillo como volver a esos libros que tenemos sin leer en las estanterías propias y en las de las librerías. La humanización de una editorial hace pensar en los individuos que la componen. Al final, el catálogo de una editorial debiera ser siempre un lugar de diálogo con sus lectores. Cuando una pandemia así arrasa nuestro mundo, ¿tiene sentido seguir publicando como si nada hubiera pasado? “Como individuos (…) necesitamos tiempo para incorporar (incluso desde un punto de vista etimológico: in-corporrare, asentar en nuestros cuerpos) la nueva realidad material en la que, desde ahora, vamos a vivir”, continúa el texto. Pareciera que el mero sentido común nos abrumara, nos asombrara.
Finalmente, no es casualidad que sea Errata Naturae, una editorial ecológica y comprometida con la vida natural y el cambio climático -ahí está su Colección Libros Salvajes-, la que haya decidido parar y pensar. ¿Se imaginan un gesto similar en alguno de los gigantes literarios del mundo? “Lo imposible ya ha tenido lugar. Queremos ser parte de lo imposible”, así concluye este hermoso texto que debiera ser publicado en los principales diarios de nuestro país. Es difícil encontrar más dignidad en un mundo que se desmorona.