Golpe a las instituciones

Cuentan los socialistas de verdad, los del PSOE de toda la vida, los que han demostrado sobradamente que defienden los intereses de España al mismo tiempo son leales a los principios de su partido –no como los sanchistas-, que Felipe González ha pasado el confinamiento con su mujer en la casa que tienen cerca de Guadalupe, y que desde allí ha mantenido varias reuniones telemáticas con algunos de sus colaboradores más cercanos, los que formaron parte de los mejores años de la Transición.

No es cierto, como rumoreaba la gente de Sánchez a los que gusta desprestigiar a los que no piensan ni actúan como ellos, que andaba despotricando del presidente y de su equipo y barajando fórmulas para desbancarlo. Ni se le pasó por la cabeza, probablemente porque respeta las reglas de la democracia bastante más que el presidente actual y sus socios, y andamos sobrados de ejemplos que lo demuestran. Sin embargo, sí expresaba Felipe su preocupación por la falta de respeto a las instituciones del Estado.

A Sánchez, Iglesias y otros miembros del actual equipo de Sánchez les importa poco que existan tres poderes independientes, o una serie de órganos consultivos y reguladores, por no hablar de la Corona, a la que ningunean todo lo que quieren y jamás defienden cuando recibe ofensas de partidos o personas que se mueven en las áreas cercanas al propio presidente de Gobierno.

Se comprende la inquietud de Felipe González. El gobierno no envía sus proyectos al Consejo de Estado, se ha hecho con la Fiscalía General poniendo al frente a una ex ministra de Justicia, ha entrado a saco en la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia llevando a la presidencia a una asesora del gabinete de Pedro Sánchez y repartiendo vocalías en función de las simpatías de Moncloa hacia determinados partidos, no según la representación parlamentaria. Desprestigia a la Guardia Civil insinuando golpismo en aquellos que anteponen la ley a las consignas monclovitas, y por si no fuera suficiente, pone al frente de cargos relevantes a familiares o amigos íntimos de los dirigentes del Psoe y de Podemos. Cuando no hay sitio para todos se inventan ministerios, secretarías de Estado y direcciones generales para colocar a más personal, siempre con sueldos que pagamos todos los españoles.

El asalto a las instituciones es todo un aviso a navegantes: Moncloa puede bloquear a los partidos de la oposición y a cualquier juez, fiscal, guardia civil, comisario, interventor o alto funcionario del Estado que cuestione la acción del gobierno.