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El Partido del Percebe de Feijóo y los horizontes lejanos vascos

«Teniendo en cuenta los resultados de estas autonómicas, el poder desgasta más a Podemos que al PSOE»

Opinión

Lavandeira jr | EFE

  • Badalona, 1976. Licenciado en Periodismo y Filología Hispánica. Ha trabajado en radio, medios escritos y agencias de comunicación. Ejerció la crítica cinematográfica en la revista especializada Dirigido Por durante más de una década y ha participado en varios volúmenes colectivos sobre cine. Ha publicado en El Mundo, La Vanguardia, Letras Libres, Revista de Libros, Factual, entre otros medios. Es autor de los libros Amores cinéfagos (Jot Down Books, 2023) y Viajando con ciutadans (Editorial Tentadero 2007/Editorial Triacastela 2015).

Si le preguntaran a Feijóo​ por las minúsculas siglas del PP en sus carteles electorales, muy probablemente diría que corresponden al nuevo Partido del Percebe. El gallego encadena mayorías absolutas manteniendo un discurso regionalista más propio de un nacionalismo moderado de la periferia que de una baronía al uso de los populares. Por lo tanto, la victoria de Feijóo no deja de ser una derrota ideológica de Casado/Álvarez de Toledo, quienes no enviaron sus naves a luchar contra templanzas gaiteras que amortiguan el irascible argumentario impuesto por la dirección de Madrid. Bien es cierto que Galicia mantiene unas particularidades difícilmente extrapolables al conjunto de España. Gana un verso libre que —paradójicamente— sigue al pie de la letra la doctrina del fundador del Partido Popular: un regionalismo pintoresco, neblinoso e inextricable, y con un fuerte componente tradicionalista.

En el País Vasco, más de lo mismo. Las maniobras de los nacionalistas en Madrid no pasan factura. Todo lo contrario. Focalizado el radicalismo en Cataluña, este PNV tiene años largos de gobierno oteando horizontes lejanos y verdes praderas de futuros aplazados. De momento, aprendida la lección, seguirán sacando tajada de su excepcional posición en el tablero político español. Incluso los de Bildu parecen cómodos en esta condición objetiva menos dada a la agitación revolucionaria que al cambalache y el mercadeo de despacho. Ya se sabe que en Madrid se vive fenomenal, oye. Y poca diferencia hay, en esencia, entre el tapeo y el poteo.

Teniendo en cuenta los resultados de estas autonómicas, el poder desgasta más a Podemos que al PSOE. Sánchez surfea tanto en Galicia como en País Vasco. En cambio, la marca de la formación morada desaparece en Galicia y recula en las circunscripciones vascas. Por su parte, Ciudadanos se puede dar con un canto en los dientes con la bajada de los populares en Euskadi, ya que el pacto de marras les asegura escaño. Lo dicho: no ha sido un buen domingo para Casado/Álvarez de Toledo.