Las transiciones del rey
«¿Será Juan Carlos el rey que lideró la transición de una dictadura a una democracia, el que la aseguró el 23-F, y al mismo tiempo el rey que facilitó la transición de una monarquía parlamentaria a una república?»
Tan viejas como la canción del verano o el posado en bikini de Ana Obregón son las serpientes de verano. Así se ha llamado siempre a aquellas noticias curiosas que, ante el apagón informativo de la época estival, los medios no dudaban en inflar para por fin tener algo que contar. Si el cocodrilo de Valladolid se hubiera dejado ver en agosto en lugar de en junio, sin duda habría recibido tanta atención como el positivo por coronavirus de Bolsonaro. Generalmente las serpientes de verano eran noticias irrelevantes o sorprendentes, tanto como el noventa por ciento de las declaraciones que salen de boca de los políticos, que pronto entendieron lo fácil que es marcar agenda en julio y agosto.
Estos últimos veranos han sido algo atípicos, con campañas electorales en pleno verano o comparecencias extraordinarias en el Congreso, como aquella de Rajoy por el caso Bárcenas, pero aun así las serpientes de verano políticas siempre han estado ahí. Con las redacciones a medio gas y los señores diputados de vacaciones, al partido que está en el poder le basta con lanzar un globo sonda para dar munición a las tertulias durante unos cuantos días. El presidente de turno sugiere que quiere sacar adelante alguna iniciativa que implique una reforma legal complicada, cuando no una modificación de la Constitución, y los periodistas enseguida buscamos reacciones exaltadas de la oposición y entrevistamos a politólogos para hacer piezas sesudas que, dos semanas después, nadie recordará haber leído.
Pedro Sánchez, quizá el presidente español más preocupado por la propaganda, no ha querido esperar a las semanas duras del verano. Las informaciones sobre los manejos opacos del anterior jefe del Estado, el rey Juan Carlos, se lo han puesto a tiro. Primero, en una rueda de prensa junto al primer ministro italiano, dijo que se trataban de informaciones “inquietantes y perturbadoras”. Los periodistas no lograron sacarlo de ahí, porque cuando el presidente socialista tiene un discurso aprendido no hay que esperar que lo razones. No da para más. La comparecencia conjunta con Giuseppe Conte, mucho más elocuente, lo dejó en evidencia.
Luego, en una entrevista, recuperó la vieja propuesta del PSOE de revisar los aforamientos de los cargos públicos para que estén circunscritos únicamente a su actividad parlamentaria y además planteó limitar la inviolabilidad del rey. Palabras mayores. Esto supondría una reforma agravada de la Constitución: recabar el apoyo de dos tercios del Congreso y del Senado, un referéndum posterior para validarlo y celebrar elecciones generales con un nuevo Parlamento que lo ratifique. Nada de esto ocurrirá, como en las dos ocasiones anteriores que lo planteó, y eso lo sabe hasta Pablo Iglesias, quien en una carta admitió que “la actual correlación de fuerzas en la política española y los procedimientos jurídicos” impiden que haya cambios en el corto plazo.
El goteo de informaciones sobre los negocios del anterior jefe del Estado, eso sí, no parece que vaya a cesar. Algunos medios incluso apuntan a que el rey Felipe, que ya aprovechó la declaración del estado de alarma por la pandemia del coronavirus para renunciar a la herencia de Juan Carlos y retirarle la asignación económica, podría hacer un nuevo gesto para alejarse de su padre. ¿Será Juan Carlos el rey que lideró la transición de una dictadura a una democracia, el que la aseguró el 23-F, y al mismo tiempo el rey que facilitó la transición de una monarquía parlamentaria a una república? No lo parece, pues España es un país anestesiado contra la corrupción, pero aún queda un largo verano sin noticias por delante.