MyTO

Viaje al centro de la pandemia

«Dentro de la tormenta está todo tranquilo, no se percibe el desastre aún»

Opinión

Alkis Konstantinidis | Reuters

  • Licenciada en Filología Hispánica. Ha publicado «París tres», «Jóvenes y guapos», «Solo si te mueves» y «Los idiotas prefieren la montaña», todos en Xordica. Es miembro de la redacción española de Letras Libres y colabora con diferentes medios.

Hace unos meses, una epidemia global de una mutación de un virus trastocó las vidas de todos nosotros; en el mejor de los casos, fueron meses de agobio y encierro e incertidumbre; en el peor, muertes de seres queridos sin despedidas; en medio, pérdida de trabajo, más incertidumbre, y todo un abanico de trastornos producidos por el encierro y el parón de la economía a causa de la crisis de la covid-19.

El caso es que tras un encierro de casi cien días y un estado de alarma prolongado hasta el 26 de mayo, dio comienzo la desescalada. Respiramos aliviados, empezábamos a recomponernos, los que podíamos huíamos del asfalto y, en este caso por necesidad, buscábamos ayuda con los niños en el calor familiar. Y así, un poco sin darnos cuenta, acabamos en el ojo del huracán. Primero fue en Cataluña; el mismo brote en Aragón estaba más controlado, decían los periódicos, porque se habían hecho más rastreos. Entraba en la web del periódico más leído a comprobar que el brote de verdad estaba controlado. Conforme el Real Zaragoza iba perdiendo partidos y alejándose del ascenso a Primera, y los casos de covid iban aumentando tímidamente primero, con soltura poco después. Me acordé de la Izquierda Depresiva Aragonesa de José Antonio Labordeta, corriente en la que creo que encajo como un guante: ya os dije que no llegábamos a agosto, pronuncié con cenicismo resabiado a la hora de la comida, poco después de saber que planeaba sobre nosotros un nuevo confinamiento.

Mi madre, médica de atención primaria, vuelve a tener positivos entre sus pacientes; la rastreadora de su centro de salud está desbordada y agotada; mi hermano, neurólogo, ya no viene a visitarnos después de las guardias, mucho covid, dice. El rebrote está aquí: se suspende el día del libro para el 23 de julio, o se readapta; volvemos a la fase 2, pero flexibilizada, por el momento. Javier Lambán, presidente del Gobierno de Aragón, escribe en un tuit: “Pido a los zaragozanos que confíen en el Gobierno de Aragón. No den crédito a noticias falsas. […] sean responsables y no habrá que tomar ninguna medida más”; y yo pienso en George Orwell, pero igual es porque le dedicamos el número de agosto en Letras Libres. ¿Crees que nos van a confinar? Sí, lo que no sé es cómo. ¿Pero como la otra vez? No, sin estado de alarma. Anulo la cita del médico, anulo alguna cosa más y no viajo a Madrid.

Dentro de la tormenta está todo tranquilo, no se percibe el desastre aún.