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Nuria Val

La legislatura comienza ahora

«Del brote a la normalidad y de la normalidad al brote hasta que no haya vacuna. Urge contar con un plan de coordinación horizontal y vertical en la sanidad»

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La legislatura comienza ahora

Manu Fernandez | AP Images

La legislatura comienza ahora. Eso dicen en Moncloa. La reconstrucción de la economía española tras el parón causado por la pandemia exige una gestión política muy compleja. Pero hoy todo son aplausos porque todavía no hay cifras presentadas por parte del Gobierno. Ni en España, ni en Bruselas.

Sánchez tiene que presentar un programa de reconstrucción de la economía creíble al ritmo del fondo de recuperación europeo. Los ingredientes principales son el plan de estabilidad financiera para aderezar el déficit y la deuda y la presentación de planes anuales de inversión que saquen a flote el turismo, el empleo (que los ERTE no se conviertan en ERE) y garantizar el éxito de la transición energética y la digitalización, a tener en cuenta si queremos vivir de algo más que del turismo.

Para todo ello y para poder presentar un proyecto creíble de Presupuestos se necesita unidad de criterio dentro del Gobierno. Algo que sigue brillando por su ausencia, a tenor de estas últimas semanas. La pugna Iglesias contra el PSOE continúa viva a través de los confusos mensajes vertidos en los medios. Lo que sigue generando malestar entre las distintas «sensibilidades» de la coalición. El despacho de la antigua sede del Instituto de Investigación Agraria (INIA), el mayor edificio del complejo de La Moncloa, es el único asidero de Pablo Iglesias. Las elecciones gallegas y vascas dieron la estocada a la formación morada, de antes desatendida, y a esto se añade el otoño judicial que cerca al líder de Podemos y a otros dirigentes de su partido.

Los socialistas reconocen que Sánchez tiene a Iglesias pendiendo de un hilo y piensan que esto les favorece. Sin embargo, el ex vecino de Vallecas ha optado por eso de luchar hasta el final y sigue lanzando contradicciones, como la de vetar a Ciudadanos para sacar las cuentas públicas. Con un PNV enfadado por desconocer su parné autonómico y los los nacionalistas peleando por el trono de la Generalitat, el primero en salir del Gobierno sería Iglesias, si Sánchez vuelve a fallar. En caso de adelanto electoral, no sería descabellado ver a Iglesias junto a Errejón en el Grupo Parlamentario Plural.

Esta vez el salvavidas de Sánchez viene de Bruselas con la canción «Money, money, money. Must be funny» de fondo. Fuentes del Gobierno consideran que no se exigirán esfuerzos de consolidación fiscal hasta 2023. Un balón de oxígeno a la hora de negociar. Que se lo digan a Rajoy con aquello de la austeridad. Sin embargo, aunque la UE sea permisiva, no hará la vista gorda y exigirá reformas. El Banco de España y la autoridad fiscal insisten en que el Gobierno tiene que presentar un plan creíble a medio plazo, sobre todo para recuperar la credibilidad y la confianza perdida de los inversores y también de la ciudadanía. Pero existen ciertas debilidades todavía por aprender:

La crisis sigue y todavía no hemos desterrado el coronavirus de España. Nuestra imagen internacional decae y el turismo se vuelve a contraer. ¿Dónde estaban las fluidas relaciones exteriores de España? Tras un confinamiento duro, ahora aparecen rebrotes con transmisión comunitaria. El Gobierno no quiere volver a otro estado de alarma y pasaremos tiempo viendo el constante baile de fases en cada provincia. Del brote a la normalidad y de la normalidad al brote hasta que no haya vacuna. Urge contar con un plan de coordinación horizontal y vertical en la sanidad.

Por otra parte, la crispación política se trasladó enseguida a la calle hasta llegar a los repugnantes niveles de persecución que estamos viendo estos días. La capacidad de la ciudadanía de discernir y argumentar bajo su propio criterio conduce al hartazgo de los sectarismos y circos. Ojalá las cortas vacaciones de sus señorías sirvan para rebajar el tono y ser más constructivos a la hora de sentarse, negociar y llegar a acuerdos de consenso.

Las ayudas europeas tardarán en llegar y el batacazo económico avanza como un volcán a punto de explotar. Los indicadores anticipan un otoño caliente con una tasa de paro imparable y una deuda que se acercará al 120% del PIB. Es posible que el desgaste del Gobierno siga haciendo mella en la coalición. Cuando Europa pide consenso nacional también es tiempo de ejercer una oposición constructiva y responsable.

El PP despierta proponiendo reformas. Casado ofrece al Gobierno una reforma legal exprés en agosto para limitar la movilidad sin el estado de alarma. Los populares se han dado cuenta de que quieren ser alternativa de gobierno y, para ello, tendrán que alternar la colaboración con la presentación de programas que los diferencien, sin la necesidad de buscar el paraguas de la derecha. Sin embargo, la coordinación a la hora de lanzar los mensajes sigue fallando Génova 13.

Tras este miércoles, el Congreso baja la persiana en un curso político atípico con una larga lista de tareas incompletas. Quedan muchos deberes por hacer en septiembre. El Ejecutivo deberá presentar un techo de gasto acorde a los tiempos económicos que corren y lograr el visto bueno de las Cortes. La caída de los principales indicadores, la dificultad de lograr acuerdos en un parlamento tan fragmentado, las desavenencias entre socios y el otoño judicial de Podemos pueden complicar, más si cabe, la recuperación. Todos son conscientes de ello, menos el equipo de Sánchez que con aplausos vendió el acuerdo antes de presentarlo. Algunos no se dan cuenta y esto va en serio: la legislatura comienza ahora.  

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