El capitalismo que nos vigila
«Son muchas las empresas chinas del sector privado -como Alibaba- que son capaces de generar grandísimas cantidades de información»
Varios expertos avisaron a Shoshana Zuboff hace ya unos cuantos años que China se estaba convirtiendo en algo parecido al futuro. Así lo cuenta la socióloga, profesora emérita en la Harvard Business School y escritora estadounidense que acaba de publicar un colosal libro en Paidós titulado Capitalismo de vigilancia. La lucha por un futuro humano frente a las nuevas fronteras del poder.
En China, la etnia de los uigures musulmanes no necesita estar encerrada en ninguna prisión. Viven en campos de refugiados al aire libre. Su cárcel, en verdad, es un sistema de reconocimiento facial que se ha ido perfeccionado con los años gracias a todas las fotos que hemos ido subiendo en todas las redes sociales. China lo ha utilizado en el sector militar pero en Estados Unidos es utilizado por la Policía. Una de las grandes tragedias de este año, la muerte de George Floyd, estuvo funestamente atrevesada por esta tecnología. Fueron muchos los estadounidenses que protestaron contra estos sistemas de recomiento facial, biométrica y drones. «Estamos alimentado de forma inocente sistemas globales de control y opresión que empezaron en el sector privado y que ahora ha pasado a la esfera pública», afirmó Zuboff en un reciente encuentro con periodistas españoles.
Son muchas las empresas chinas del sector privado -como Alibaba– que son capaces de generar grandísimas cantidades de información. Estas empresas están utilizando sus conocimientos para hacer lo que hacen en otras partes del mundo en el capitalismo de vigilancia, esto es, ofrecer mensajes sublimibales y modificar comportamientos.
El peligroso punto de inflexión se produce cuando los líderes chinos entienden que pueden hacer progresar su programa político dictatorial de un modo mucho más rápido si anexionan estas empresas privadas a su objetivo público. Es lo que Shosana Zuboff llama «la convergencia del poder instrumentario con el poder autoritario». China está en esta trayectoria, por ejemplo, con estos «campamentos de reeducación» de Xinjiang, una ciudad dedicada a la vigilancia, una ciudad policía.