Elecciones USA: La televisión norteamericana y el Apocalipsis

No importa qué cadena de cable se mastique: el día 3 de noviembre está previsto que comience el Apocalipsis. Se pronostican los tornados, los huracanes, las tormentas y ahora, sobre Washington DC, se anuncia la llegada inevitable del Vicario del Mal, que acabará con los principios fundacionales de Estados Unidos.

La CNN advierte incansablemente sobre las consecuencias de un segundo mandato de Donald Trump, quien, por un tortuoso y sangriento sendero, llevará a la «primera democracia del mundo» hacia la autocracia; la Fox asegura que Biden -«ese anciano»- traerá una cárcel socialista, liquidará las libertades, convertirá el sueño americano en una pesadilla e incluso -palabra de Trump- derribará el Empire State.    

La televisión sintetiza toda la nación en un espectáculo informativo. Y luego están las calles, ahora desconocidas por su poca actividad en la capital federal. Y los cientos, miles, millones de norteamericanos tratando de salvar su día a día.

Con una prensa impresa rigurosa pero minoritaria, es el cable informativo el que explica qué es Estados Unidos, cuál su temperatura corporal y cuál su presión en la sangre.

La televisión informativa es una gran ficción, la reducción de un (cuasi) continente con 330 millones de habitantes a un sticker, a un eslogan, a un motto. Desde el Este hasta el Oeste, pasando por los flyover states,  esta tierra es uno de los más grandes muestrarios del planeta de las diferencias en la gama humana.

Caos u orden, destrucción o supervivencia. Así se han planteado las elecciones en los grandes canales de televisión, guiados por los tanques de pensamiento de los partidos.

Los demócratas insisten en que es América o Trump Inc; los republicanos que la libertad y la esencia del ciudadano estadounidense están en peligro.

Con este planteamiento elemental los grados de enfrentamiento, el incendio sobre el terreno común de la nación, va avanzando.

Hace unos días, WSJ analizaba, con la ayuda de la Historia, elecciones ciertamente cruciales. Y citaba, las de 1868 tras el asesinato de Lincoln, por ejemplo, con el país dividido por la posguerrra, Grant (Republicano) y Seymour, se enfrentaron a unas elecciones transformativas.

Ahora, a dos días, del 3N se da por hecho que Belcebú llega a Union Station. Quién sabe, a lo mejor luego pasa de largo. O le da una entrevista a la CNN o a la Fox y eso es todo.