Un año para olvidar
«Como se ha repetido hasta la saciedad en los últimos meses, en el peor momento de nuestra historia democrática contamos con el peor gobierno»
Hemos vivido crisis económicas, inestabilidad política, desempleo galopante, cierre de empresas punteras, campañas internacionales, deterioro de las instituciones del Estado … pero nunca se había visto una España que sufriera todas esas situaciones al mismo tiempo, con el añadido de una pandemia que está directamente relacionada con ese escenario. Aunque no en su totalidad. El gobierno ineficaz, inestable y decepcionante es anterior a la aparición del virus mortal, aunque el covid ha agudizado todo. La oposición no está como para tirar cohetes, pero la clave es el gobierno y, como se ha repetido hasta la saciedad en los últimos meses, en el peor momento de nuestra historia democrática contamos con el peor gobierno; estamos en las peores manos y se mire hacia donde se mire no hay nada de lo que felicitarse.
Se han cumplido los peores pronósticos, incluidos aquellos sobre los que alertaba el presidente – la posibilidad de pactar con Podemos le quitaba el sueño- y otros que nunca estuvieron entre las previsiones, como la inquietante situación que vive la Monarquía. Sin ninguna duda es el Rey Juan Carlos el principal responsable, pero no el único. En primer lugar, por las múltiples manos negras que le han negado la presunción de inocencia dando por buenas todas las informaciones que se han publicado sobre sus operaciones financieras, que son muy graves pero no todas ciertas. En segundo lugar por cómo se han azuzado desde el propio gobierno posiciones arrebatadas contra la Institución, con Podemos y el vicepresidente segundo del gobierno como principales arietes y con silencios y gestos de Pedro Sánchez que han echado más leña al fuego. En los últimos días el presidente ha hecho algún intento de aparecer como defensor del Rey Felipe y de la Corona. Defensor poco creíble tras esos silencios y gestos previos. Pero, además, desde el propio gobierno se ha iniciado una escalada inaudita, vergonzosa y preocupante, de toma de las instituciones del Estado, empezando por la Fiscalía General, siguiendo por organismos de control de las cuentas del Estado y con un largo etcétera que se pretende rematar con el intento de asalto al Consejo General del Poder Judicial. Todo ello con el agravante de que al gobierno no le han dolido prendas en asociarse con lo peor de cada casa, desde la izquierda populista y radical de Podemos, hasta los independentistas catalanes o, lo peor, el partido que surgió del terrorismo etarra.
A los que critican la situación desde determinados medios se les silencia mientras se enaltece a los que lo defienden –ay, en qué ha quedado RTVE-, se demoniza a los que sacan a la luz la cara oculta de Podemos , que la hay, con cuentas que necesitan explicación, y se están poniendo ya las bases para que el comité encargado del reparto de los fondos europeos esté formado por gente que barra para la casa de los que mandan, siguiendo la línea política de la desfachatez.
El 21 está ya a la vuelta de la esquina. Desde el punto de vista de la pandemia[contexto id=»460724″] la cosa estará mejor, la vacuna es un elemento de esperanza. Pero el resto … El resto solo depende de que Pedro Sánchez se empeñe en gobernar para sacar a España adelante o, como ha hecho hasta ahora, su objetivo sea mantenerse en el poder caiga quien caiga.