MyTO

Chaves Nogales en 2017

«Parafraseando a Nogales, el partido que detectó antes que nadie lo que era el nacionalismo catalán, y que parecía estar mejor preparado para afrontar la España del post-procés, no se detuvo a tiempo»

Opinión

ARCHIVO DE MARÍA ISABEL CINTAS GUILLÉN

  • Laura Fàbregas (Barcelona, 1987) se licenció en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona. Sus primeros pasos en el periodismo los dio en Catalunya Ràdio, cubriendo la información política desde Madrid. También trabajó en la corresponsalía de Roma de la emisora radiofónica Cadena Ser, y posteriormente estuvo cinco años trabajando para la delegación catalana de El Español hasta incorporarse en la sección de Nacional, donde abarcó la actualidad del Gobierno. Su última etapa antes de desembarcar en The Objective fue en Vozpópuli como redactora de política.

Ahora que, gracias a Ciudadanos, los textos de Chaves Nogales se podrán leer en las escuelas, una frase de su libro sobre el torero Juan Belmonte se revela más idónea y certera que nunca: «En la lidia –de hombres o de bestias–, lo primero es parar. Porque, el que sabe parar, domina».

Fue precisamente esta lección la que no aprendió Albert Rivera. Su rechazo –hasta el último minuto- a la conformación de un gobierno con el PSOE que pusiera fin a la dinámica de bloques se convirtió en su estocada final.

Parafraseando a Nogales, el partido que detectó antes que nadie lo que era el nacionalismo catalán, y que parecía estar mejor preparado para afrontar la España del post-procésno se detuvo a tiempo. Mantuvo la inercia de la confrontación sin comprender que tras el fallido procés se requería hacer realidad la convergencia constitucionalista.

Con el camino despejado tras la repetición electoral, el gatopardo Sánchez volvió a situar España en Lampedusa. Es decir, en la época anterior al procésComo si 2017 no hubiera ocurrido nunca. Como explica David Jiménez Torres en su libro ‘2017’, no solo se rehabilitó “la Premisa” -que es algo así como la creencia casi mística de que el nacionalismo tensará, pero nunca romperá la baraja- sino que se actualizó con la ayuda del Tribunal Supremo y su concepto de “ensoñación”.

El nacionalismo periférico vuelve, de nuevo, a marcar el ritmo de la política nacional, sin alternativas a medio plazo. Y el único partido que rehuía (“ni rojos ni azules”) de la política divisiva y que fue firme, sin equidistancias, ante el atropello a la legalidad que representó el procés, ahora ha caído en la irrelevancia. Y, paradójicamente, reivindica a Chaves Nogales, quien abandonó España convencido que ya no podía hacer nada por su país. Hastiado de ambos bandos.