El racismo no es política
«¿Por qué se cancelan contratos con Griezmann y se le piden explicaciones al Barça y al negro nada? Yo aquí veo más racismo que en los comentarios del vídeo y con el racismo no se juega»
Entre Tassotti y Chiellini hay una progresiva y progresista moralización del fútbol que no nos hace mejores ni más buenos pero sí unos tramposetes más cínicos y sutiles. Y es normal y hasta digno de celebración que eso haya beneficiado a naciones digamos que pragmáticas como Inglaterra e Italia, que da la sensación, ya me corregirán los historiadores, que no se toman demasiado en serio porque se toman muy en serio.
Y que haya puesto en evidencia a quienes se toman más en serio de lo que deberían. Así Cristiano Ronaldo, que se cree con el deber de educarnos a todos como educa a su hijo el pobre Cristiano Jr., sin Coca-Cola ni patatas a la espera del más que probable y estrepitoso fracaso al igualar al padre. O a Pogba, que a la superior condición de ser francés le suma la de ser musulmán y que como no puede ver la cerveza pretende que tampoco la veamos los demás.
Era de esperar, era mi secreta y miserable esperanza, que al creciente paternalismo moral de nuestros jóvenes millonarios de bellas esposas le llegase el día de pagar la factura de tanta hipocresía. Y ha llegado. Y le he pasado a Griezmann, que hace nada todavía podía presumir de ser el más implicado defensor de todas las causas nobles que la UEFA ha ido haciendo suyas y que ahora parece que se arrastra ante empresarios incluso más ricos que él diciendo, con razón, encima, que él no es racista. Que él sólo estaba allí con un amigo que…
¿Que qué? El amigo del vídeo es Dembélé. Y ¿no es él quien hace los comentarios racistas sobre lo feos que son esos pobres japoneses? Pero Demebelé es negro y eso es un problema (racial). Es difícil acusarlo de racista a él aunque lo fuese.
Todos hemos sido Griezmann en algún momento. Todos hemos estado con un amigo y hemos sonreído con gesto de censura para no darle más importancia y no convertir en problema lo que era una simple gracieta sin gracia o con culpa. Lo que nos pasa a algunos es que de eso hemos aprendido a ser un poco más tolerantes con las salidas de tono ajenas y un poco menos presumidos con nuestros moralismos.
Eso nos permite, por ejemplo, preguntarnos ¿por qué se cancelan contratos con Griezmann y se le piden explicaciones al Barça y al negro nada? Yo aquí veo más racismo que en los comentarios del vídeo y con el racismo no se juega. El racismo es, precisamente, una de estas cosas con las que se supone que no se juega para que todos podamos escandalizarnos de vez en cuando como el comisario de Casablanca. Fíjate tú Griezmann, que se dedicaba a twittear super-afectado como un buen woke y después se (son)ríe con las bromitas de su amigo el racista. Qué disgusto, qué decepción. Y recoger nuestras ganancias.
El racismo es de esas causas que se dice y se repite que no son políticas sino cuestión de principios, de derechos humanos incluso, y que por eso no sólo no se discuten sino que se defienden sin complejos y sin reservas. Causas que pueden y que deben, incluso, defenderse en un campo de futbol bajo patrocinio de la UEFA. Causas como se suponía que era la causa LGTBI hasta que los alemanes decidieron defenderla en el partido contra la Hungría de Orban.
Allí se hizo evidente incluso para la UEFA que incluso las causas no son más o menos políticas porque le gusten a Čeferin sino porque pueden usarse como cántico contra el adversario. Y que si estaba dispuesto a tolerar que se usase bandera LGTBI contra Hungría debería tolerar que se usase cualquier otra bandera «política» o expulsar a los húngaros por ser demasiado «políticos» en el campeonato más «político», el torneo de naciones, que organiza. El problema que tenía la UEFA es que el bending the knee también es político. Y el Respect y el No to racism también son políticos. Que la diferencia entre unas cosas y las otras, en unos momentos y en otros, es que sólo pasan por no ser políticas mientras se mantiene la apariencia de unanimidad en su defensa. Por falta de alguien que se declare racista o contrario al respeto. Hasta que se tiene que colgar la bandera LGTBI en el perfil corporativo del mundo árabe.
Y esta es la lógica del asunto. No es político aquello que nadie les discute. Por eso insisten tanto en decir que tal causa y tal otra no son política sino defensa de los más elementales de los derechos y dignidades y etc. Cuando dicen que todo es política, quieren decir que todo debería estar en sus manos. Cuando dicen que todo es político, quieren decir que nada debería discutírse(les).