Política y cosmética
«El gestito de la última musa de la izquierda tiene importantes consecuencias, sobre todo para la tal Ocasio-Cortez, que nos ha tenido entretenidos todo el día. El atuendo-pancarta dirá «tax the rich», pero significa «hablad de mí»»
La simpar Alexandria Ocasio-Cortez –latina, congresista, mujer y demócrata– se plantó en la fiesta del Met con un vestido blanco donde se leía, en letras rojas, «Tax the rich», algo así como subidle los impuestos a los ricos. Este valeroso gesto ha suscitado partidarios a favor y en contra. Los unos dicen que pedirle a tu diseñador que te haga un vestido-panfleto pone en el debate público el asunto de la redistribución de la riqueza y lo de la justicia impositiva. Los otros, que es una frivolidad irse a una cena de lujo y despilfarro a soltar consignitas. Uno de los expertos en comunicación del partido demócrata ha mostrado en sus redes el pico de búsquedas «tax the rich» en Google como si eso significase algo. Quiero decir, la gente angloparlante ya sabe lo que significa el mensaje: lo que buscan en internet es el vestido, so pazguato.
Pero el gestito de la última musa de la izquierda en una alfombra roja tiene importantes consecuencias, sobre todo para la tal Ocasio-Cortez, que nos ha tenido entretenidos todo el día. El atuendo-pancarta dirá «tax the rich», pero significa «hablad de mí».
A la izquierda le gusta mucho eso de los gestitos. Ahora llegamos en bici al Congreso, luego nos ponemos una camiseta porque estamos súperpreocupados por algo. Mientras tanto, la casa sin barrer y las eléctricas sin nacionalizar. Nuestro particular muso, el vicepresidente emérito Iglesias, ha vuelto a las tertulias de las que nunca debió salir. El pobre hombre no da abasto con tanta oferta laboral. Medios controlados por las oligarquías dando espacio a la mismísima encarnación del periodismo combativo. ¡Sapristi! Todo púlpito es poco: siempre está bien que un tipo que hasta hace nada comandaba treinta y cinco diputados te cuente lo que se debería hacer para mejorar el país.
No hace falta un doctorado en ciencia política para saber que es más cómodo predicar que dar trigo. El discursito lo aguanta todo. Con estos bolcheviques, menuda revolución.