THE OBJECTIVE
Ignacio Ruiz-Jarabo

Preocupantes presupuestos

«Todos los institutos y entidades económicas consideran que las previsiones más que optimistas del Gobierno sobre el futuro crecimiento están infundadas».

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Preocupantes presupuestos

Tras conocerse las líneas generales del Proyecto de ley de Presupuestos para 2.022, es inevitable sucumbir a una sensación de preocupación que viene provocada por varios motivos.

El primero y más importante consiste en la existencia de una duda más que razonable sobre el realismo de sus cifras. En efecto, tras el batacazo que ha supuesto el dato real de crecimiento de la economía en el segundo trimestre del año que ha acreditado el INE, todos los institutos y entidades especializados en la materia consideran que las previsiones más que optimistas del Gobierno español sobre el futuro crecimiento están infundadas. Es posible que al final acierte Nadia Calviño y se confundan todos los demás. Pero si ocurre lo contrario, que todos acierten y la equivocada sea la vicepresidenta, el menor crecimiento lastraría el objetivo fijado para la recaudación tributaria y dispararía, entre otros, el gasto previsto por desempleo. De ese modo, quedaría perjudicada la necesaria y obligada reducción del déficit público.

Es un hecho contrastado que a la izquierda política española no parece preocuparle excesivamente el problema del déficit, evidenciándolo así los datos históricos. Felipe González dejó el Gobierno con un déficit del 6% del PIB, porcentaje que recibió Aznar quien logró eliminarlo de las cuentas públicas dejando éstas con déficit cero. Zapatero lo elevó hasta el 10% que le legó a Rajoy. Éste lo redujo al 2,5% y, de momento Pedro Sánchez ha finalizado 2.020 con el 11%.

Y conviene recordar que el déficit es la causa de la Deuda Pública que tampoco parece importarle en exceso a nuestros líderes de izquierda, pese a que sobrepasa ya la cifra de 1,4 billones de euros y supone el 123% del PIB, de lo que se derivan dos consecuencias dramáticas. Una: aunque no sea consciente de ello, cada español debe 30.000 €. Dos: el gasto financiero por el pago anual de intereses asciende a 30.000 millones de euros. ¿Cuántas actividades públicas se podrían financiar con ese importe? ¿Cuántos impuestos se podrían eliminar o reducir si no estuviera España tan endeudada?

También resulta preocupante que, de nuevo, los Presupuestos contienen subidas de impuestos. Al reiteradamente anunciado, finalmente perpetrado y nunca bien justificado establecimiento del tipo mínimo del 15% en el Impuesto sobre Sociedades, se le añade otra subida que va a afectar a la multitud de ciudadanos normales que realicen compraventas o transmisiones gratuitas de inmuebles, mediante la modificación administrativa de los valores por los que se va a pagar el impuesto. Se mantiene así la línea iniciada el año pasado de ir subiendo sucesivamente los impuestos mientras una extraña comisión gubernamental de expertos sigue pensando qué reforma fiscal necesitaría España. 

Además de preocupación, provoca indignación la arbitraria y discriminatoria distribución de la inversión pública prevista en el Proyecto. Basta con considerar que, siendo la población de la Comunidad de Madrid el 90% de la que tiene Cataluña, ésta va a recibir más del doble de la inversión pública que se destina a Madrid. Como puede verse, otra de las ventajas de la capitalidad que diría Ximo Puig, cuya comunidad también resulta beneficiada frente a la madrileña, pues con bastante menos población recibirá también más inversión que la Comunidad de Madrid. En definitiva, otra agresión más del Gobierno PSOE-Podemos a Madrid y a los madrileños.

Por último, un repaso al contenido del Presupuesto de Gastos revela que también en este año se mantienen e incrementan las partidas superfluas y/o injustificables. Como muestra, basta con señalar: 1) Que el Ministerio, Ministeria o Ministerie de Igualdad dispondrá de más de 500 millones de euros para que Montero/Montera/Montere siga retorciendo el lenguaje, subvencionando excentricidades y organizando cursos de las más insólitas materias; 2) Que la Dirección General de Consumo, llamada Ministerio solo para que Alberto Garzón fuera Ministro, aumentará su dotación ¡en un 46%!; 3) Que el inútil bodrio en el que ha devenido Radio Televisión Española nos seguirá costando más de 400 millones de euros; ó 4) Que el esperpéntico Ministerio dedicado a la Agenda 2030 que dirige Ione Belarra aumenta su presupuesto en un 20% hasta alcanzar la cifra de ¡3.843 millones de euros!.

Todos estos datos han servido a la agencia de publicidad instalada en el Palacio de la Moncloa para idear su “imaginativo” slogan: ¡SON LOS PRESUPUESTOS CON MAYOR GASTOS SOCIAL DE LA HISTORIA!, consigna reiteradamente publicitada en el pasado y que, a buen seguro, volveremos a ver publicitar en el futuro. En fin, malos tiempos para la lírica.

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