Montero, esa peculiar y eufórica ministra
Lo ha vuelto a hacer. Desde luego, nuestra ministra de Hacienda es peculiar. Ayer, en un foro madrileño y con motivo de presentar los proyectos de su ministerio, volvió a mostrar que su único objetivo es subirnos los impuestos entre un 20% y un 25%, hasta que paguemos tanto como los alemanes. ¡Qué obsesión!
Puestos a emular a Alemania, el actual Gobierno podría aspirar a que nuestra renta per cápita se igualara con la alemana, a que nuestra industria se pareciera a la de aquel país, a que nuestras universidades se asemejaran a las alemanas, a que nuestros investigadores tuvieran las condiciones que disfrutan sus colegas de aquel país, o a que los coches fabricados en España fueran como los Mercedes o los Audi. Pero no, Montero y sus compañeros de Gabinete solo quieren igualarnos en la presión fiscal.
Se refirió Montero a la fiscalidad del siglo XXI, y la describió como aquella en la que se nos subirán progresiva y sucesivamente los impuestos. ¡Eso sí!, todo “muy verde”. Y mira que tiene Montero cosas que arreglar en su Ministerio. Por ejemplo, podría preocuparse porque en la aplicación de los impuestos disminuyera la intensa litigiosidad hoy existente, porque los Tribunales Económico Administrativos cumplieran los plazos legales en sus resoluciones, porque el daño causado a los contribuyentes por las liquidaciones administrativas que resultan después anuladas por los Tribunales de Justicia fuera reparado, porque las normas tributarias fueran menos complejas y menos variables. Pero no, su único proyecto al frente del Ministerio es subirnos los impuestos. ¡Eso sí! todo “muy verde”.
A lo que se ve, anda eufórica nuestra peculiar ministra de Hacienda por haber conseguido pactar sus segundos Presupuestos con los secesionistas y con los herederos del terrorismo. Aunque para conseguir sus votos, haya tenido que rascarse el bolsillo -bueno, en realidad el nuestro- para pagar las coimas entregadas en contrapartida. Ahí van parte de los impuestos que nos detrae: a financiar el peaje de su permanencia y la de los suyos en el Palacio de la Moncloa.
Su euforia resulta impermeable ante el retraso en la percepción de los Fondos Europeos. En los Presupuestos previstos para el presente 2021, la ministra peculiar previó que antes de final de año recibiríamos 27.000 millones de la Unión Europea. Estamos ya en diciembre y aún no hemos recibido ni un euro. Tampoco este fracaso parece preocuparle. Ella, a lo suyo, eufórica y a subirnos los impuestos.
Los Presupuestos para 2022 están montados en la grupa de un escenario macroeconómico que ha devenido en absolutamente irreal -OCDE y Comisión Europea dixit-. No importa. Ella, con su peculiaridad, a subirnos los impuestos y, por supuesto, llena de euforia.
Ya sabemos que la obsesión porque paguemos más impuestos no es solo suya. La comparte con sus correligionarios de partido y de Gobierno. Es la enfermedad infantil fiscofílica del izquierdismo español. Pero su permanente estado de euforia plantea una duda razonable. A mí me resulta difícil discernir si constituye un síntoma de ignorancia sobre los problemas no resueltos de su Ministerio o, por el contrario, es una muestra de una gran dosis de cinismo.