Correcto, pero sin dirección definida
«Nada incorrecto, nada criticable, casi nada verdaderamente reseñable»
De un discurso en octubre de 2017 a otro en la Nochebuena de 2021, las palabras del Rey han sufrido unos condicionamientos terribles que reducen el mensaje a una alocución plana, correcta pero sin una dirección definida y decidida. Ha dejado bien al Gobierno subrayando una recuperación post-pandemia en línea con lo que Pedro Sánchez repite, y por tanto con un exceso de positividad, y lo ha equilibrado con un recordatorio de las duras condiciones en que han quedado tantos ciudadanos de nuestro país. Nada incorrecto, nada criticable, casi nada verdaderamente reseñable.
La urgente llamada al entendimiento por encima de las diferencias por encima de las diferencias es finalmente lo más significativo del mensaje de un monarca que evidentemente no se siente capaz de expresarse con la nitidez patriótica de hace cuatro años. Finalmente, el volumen con la colección de todas las Constituciones españolas desde 1812 hasta 1978 que se veía en la retransmisión junto a Don Felipe es quizá, en su simbolismo, la expresión más clara de la lealtad a España y a la democracia que el Rey querría expresar pero que debe diluir en una comunicación políticamente correcta.