THE OBJECTIVE
Rebeca Argudo

¿Quién se ríe ahora? Me temo que nadie

«¿Tendría ahora el mismo impacto en nosotros la teta de Sabrina, saltarina y salerosa, escapando del escote? Lo dudo mucho»

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¿Quién se ríe ahora? Me temo que nadie

Fotograma de 'Una señora estupenda'.

El día 29 vi el estreno mundial, interplanetario incluso, del programa ‘¿Quién se ríe ahora?‘, un especial de navidad de RTVE que no se emitía en RTVE sino únicamente en su plataforma RTVE Play. Aun así, ha sido celebrado como un logro, una conquista, del humor transgresor actual que cuestiona los paradigmas humorísticos del mainstream. Yo aún no me he repuesto, lo confieso. 

Ni me he repuesto ni he entendido lo que pretendían con él. Quizá es problema mío, que no transito los instagrams, los youtube, los twitter, ni los tiktok más punteros, esos lugares donde ahora se corta el bacalao. Y claro, nadie de quien allí aparecía me sonaba de nada. Me sentía como si me hubiese asomado a una cena de Nochebuena ajena random en Wokelandia y asistiese a la conversación de Titania McGrath con sus primas ante un episodio de Cachitos de Hierro y Cromo, tía.

El concepto, para quien no lo viera -no lo vean, sálvense ustedes que pueden-, era el análisis del humor retrospectivamente por parte de cinco cómicas de éxito y con las impagables aportaciones de otros tantos cómicos de éxito también. Yo no conocía a ninguno. Solo a Bob Pop y ni siquiera podría decir por qué. Supongo que por el mismo mecanismo por el cual puedo cantar el Aserejé sin haber escuchado por propia voluntad esa canción en todísima mi vida. Así, cariacontecidas y atribuladas, las cinco cómicas visualizaban sketches del 76 o del 91 o del 2000 y no daban crédito. Sus hermosas cabecitas, entre tops de plumas y brilli brilli, no alcanzaban a entender que las risas enlatadas acompañasen a aquellos chistes de hace décadas. «Es que te hace retroceder cuarenta años», decía una, doliente ella, que no sé quién era tampoco ni a qué dedicaba el tiempo libre ni en qué lugar se enamoró de ti. Y tenía razón. Te hace retroceder cuarenta años porque esa escena humorística es de hace cuarenta años. Y tú, querida desconocida, la estabas viendo y juzgando con tus ojitos de ahora. La sociedad ha evolucionado en esos cuarenta años. Y con ella los gustos y las sensibilidades de todos los que la componemos. Y es esa la razón por la cual ahora hay chistes de entonces que no se hacen ahora y no hacen ya gracia. Porque no somos los mismos. No consumimos lo mismo y no demandamos lo mismo. ¿Tendría ahora el mismo impacto en nosotros la teta de Sabrina, saltarina y salerosa, escapando del escote? Lo dudo mucho. 

Mi pregunta es qué pretendían con ese especial. Si el fin último era demostrar que personas nacidas en 1919 son menos progresistas y avanzadas que ellas o que cosas diferentes eran las que les hacían gracia, era innecesario el despliegue de medios. ¿Estamos más concienciados con determinadas sensibilidades? Por supuesto. ¿Ha evolucionado el humor? Claro. Desde aquel chiste sumerio, el primer chascarrillo del que se tiene constancia, que decía que algo como que lo que nunca ha ocurrido desde tiempos inmemorables es que una mujer joven no se haya tirado una flatulencia sobre las rodillas de su marido, hasta la nueva campaña ‘Esto no se hace solo’ del Ministerio de Igualdad (el humor involuntario también es humor, oigan), ha cambiado mucho el mundo. Y quizá mirar atrás con ánimo revanchista, señalar a nuestros bisabuelos con gesto adusto y agitando el índice antes sus ojipláticos rostros de antepasados muertos con el reprochito por haberse reído entonces, un entonces que no conocimos y que no estamos analizando en toda su amplitud, no sea la manera constructiva de encarar nada. 

Reducir el humor a cuatro sketches de entre todos, elegidos con bastante intención, y señalarlos como paradigmáticos de todo el humor que nos hacía gracia antes de que llegaran ellas me parece tramposo y fútil. Casi tanto como vestir de éxito rotundo, de cambio de tendencia, que el propio mainstream que se critica sea el que absorbe aquello que le cuestiona y lo convierte en un producto más, pero uno residual, únicamente ofrecido en su plataforma a la carta. Y un 29 de diciembre. ¿Qué día es el 29 de diciembre? ¿El que está entre el día de los inocentes y Nochevieja y no es el treinta? Es como si el entrenador de un equipo de futbol fichara al pesao que grita mucho desde la grada que qué mal lo hace para tenerlo simplemente en el banquillo, sacándolo como mucho a calentar en la banda.

Pero qué sé yo de humor transgresor, si el único que me arrancó una risa en esos cincuenta minutos fue Gila. 

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