THE OBJECTIVE
David Mejía

La Iglesia católica: abusos y privilegios

«Siempre es una buena ocasión para reclamar el fin de los privilegios de curas, obispos, reyes o señores feudales, hoy llamados ‘políticos nacionalistas’»

Opinión
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La Iglesia católica: abusos y privilegios

Una cristiana de base de la Revuelta de Mujeres con un pañuelo morado. | Europa Press

En la película Spotlight, el director del Boston Globe, Marty Baron, interpretado por Liev Schreiber, exige a sus redactores que no se centren en los sacerdotes individuales y busquen responsabilidades en la institución: «Mostradme que la Iglesia manipuló el sistema para que estos tipos no tuvieran que enfrentar cargos, mostradme que pusieron a esos mismos sacerdotes de vuelta en las parroquias una y otra vez. Mostradme que esto fue sistémico». El equipo que destapó la epidemia de pederastia en el seno de la iglesia católica de Boston no se conformaba con demostrar los abusos; era el encubrimiento, frío y despiadado, por parte de la jerarquía eclesiástica lo que demostraba la metástasis, lo que convertía el crimen en crimen organizado.

Hoy sabemos que los casos de pederastia en la Iglesia Católica no se limitan a Boston, ni a oscuros monasterios irlandeses. En España, donde han aflorado menos casos de los que estadísticamente le corresponderían a un país donde la institución ha estado 40 años entrenzada con un régimen autoritario y sigue controlando un significante porcentaje de sus instituciones educativas, parece que, al fin, algo se mueve. Pero todo lo que se ha movido en la Iglesia en sus más de dos mil años de historia se ha movido en contra de su voluntad. El detonante en esta ocasión ha sido el dossier, con 251 casos inéditos de abusos, que el diario El País entregó al papa Francisco y al cardenal Juan José Omella, presidente de la Conferencia Episcopal. Dicho dossier incrimina a sacerdotes, religiosos y trabajadores seglares que ejercen en el ámbito religioso.

Décadas de experiencia han demostrado que las comisiones de investigación del Congreso no sirven para investigar delitos (para eso están la policía y los jueces). Así que es un consuelo saber que no se convocan con esa finalidad, sino con la de retratar a los adversarios políticos. PSOE y Podemos se opusieron a la creación de una comisión para investigar los abusos a menores tuteladas en Baleares y la Comunidad Valenciana, como PP y Vox se oponen ahora a investigar los abusos de la Iglesia católica. Desconozco los motivos, pero conviene no olvidar que hace no tanto la derecha de este país -entonces monocéfala- marchaba en las calles al tambor de los obispos. Ya decía Cioran que si el catolicismo fuera un cíclope, España sería el ojo. Para quienes nos tomamos la Ilustración en serio es siempre un placer ver a los viejos poderes rendir cuentas. Porque ni la Iglesia por su santidad, ni la corona por su majestad, que diría Kant, están exentos de ser sometidos a la crítica de la razón, y por tanto a la ley civil. La democracia no puede eludir su compromiso con el mejor legado liberal, es decir, con la igualación de todos en la categoría de ciudadanos. Siempre es una buena ocasión para reclamar el fin de los privilegios de curas, obispos, reyes o señores feudales, hoy llamados «políticos nacionalistas».

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