Plan Feijóo: atractivo y necesario
El plan económico de Feijóo es lógico, coherente, realista, y viable. Su aplicación aliviaría la delicada situación por la que atraviesan las familias españolas sin dañar la esencia del Estado del Bienestar
A falta de conocer sus últimos detalles, pero conocidas ya sus líneas maestras, puede afirmarse que el plan económico de urgencia propuesto por Alberto Núñez Feijóo tiene la virtud de ser lo que aquí y ahora necesitan la economía de España y las familias españolas. Para explicar ordenadamente las líneas básicas de su contenido, vamos a diferenciar los tres tipos de objetivos presentes en el plan.
En primer término, el plan Feijóo incluye medidas para combatir la inflación que servirán para moderar la actual escalada de precios que sufrimos los españoles -dos puntos porcentuales por encima de la media de la Unión Europea-. La reducción del tipo impositivo del IVA que grava el consumo de electricidad, del actual 10% al 4%, y la del que recae sobre el consumo del gas, del actual 21% al 4%, reducirían el precio final de los citados productos y, consiguientemente, moderarían el alza de los precios.
En segundo lugar, el plan Feijóo incluye medidas para paliar los efectos nocivos que la desbocada inflación está provocando en los hogares españoles. Junto a las rebajas del IVA ya descritas, en el plan se propone indexar el IRPF para devolver a los españoles los importes del impuesto recaudados ilegítimamente por el Estado en base al proceso inflacionista. Además, se pretende que la indexación favorezca especialmente a las rentas medias y bajas -por debajo de 40.000 €-por constituir los grupos que presentan mayor vulnerabilidad frente a la crisis. En conjunto, se estima que lo anterior va a suponer una inyección de aproximadamente 10.000 millones de euros para las familias españolas beneficiadas, que verán aumentar así su nivel de renta disponible para afrontar el encarecimiento del coste de la vida que estamos sufriendo. Otras medidas fiscales como la reducción de los módulos aplicados en la agricultura y otros sectores económicos o la rebaja del Impuesto sobre Sociedades a las pequeñas y medianas empresas, van en la misma dirección y reforzarán el citado efecto paliativo.
Junto a ello, se incluye en el plan la concesión de ayudas directas de 200 euros para los individuos (300 para las familias) cuyos ingresos no alcancen el importe mínimo que obliga a declarar el IRPF, logrando así que también ellos vean aumentar sus ingresos y no queden excluidos de las medidas paliativas anticrisis.
Finalmente, y dado que es obvio que las medidas expuestas supondrían una merma en la recaudación tributaria del Estado, en el plan Feijóo se dispone que la pérdida de ingresos se financie o compense con una reducción del gasto público superfluo existente en España. Y, como muestra del posible destino de las disminuciones a realizar, se apunta claramente al gasto político -la referencia al Gobierno más caro de nuestra Historia por su elefantiásico tamaño es ciertamente gráfica-. Es decir, se garantiza el mantenimiento del actual nivel de gasto social existente.
En conjunto, de trata de un plan lógico, coherente, realista, y viable, cuya aplicación aliviaría la situación extremadamente delicada por la que atraviesan buena parte de las familias españolas, haciéndolo sin dañar la esencia de lo que se viene llamando el Estado del Bienestar. Por ello, carecería de sentido un rechazo apriorístico de Pedro Sánchez por la mera circunstancia de provenir de la oposición. Las reiteradas invocaciones del presidente del Gobierno requiriendo al PP para que “arrime el hombro” acaban de encontrar su adecuada respuesta. Ahora le toca a él demostrar sentido de Estado, adoptar una postura receptiva ante la propuesta, y sentarse con espíritu constructivo con el líder de la oposición para acordar conjuntamente las medidas a adoptar y su calendario de aplicación. Ni los españoles ni la Historia entenderían otra actitud.